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viernes, 15 de agosto de 2008

Frank ZAPPA / We're Only in it for the Money. (1968).

Frank ZAPPA / We're Only in it for the Money. (1968).
Arturo Aparicio


Existen creadores cuya producción describiría, si nos fuera dado representarlas mediante gráficas de líneas o de barras, trayectorias ora ascendentes, ora descendentes, dependiendo de factores como el momento histórico, la disponibilidad de ejecutantes adecuados, las finanzas personales o hasta la salud. Por el contrario, hay artistas cuyas creaciones alcanzan, casi desde el principio, un cenit que se mantiene horizontal, constante, y que sólo tras un largo tiempo comienzan a acusar un descenso cuyos principales signos son la complacencia, el agotamiento y el autohomenaje.

Frank ZAPPA pertenece, de acuerdo con dicha clasificación, a esta última clase de creadores: hombres sanguíneos, instintivos y descaradamente antiintelectuales que, a pesar de su talante innovador y vanguardista, llevan en su interior a un romántico que no cesa de fustigar el orden social por haber cometido un crimen de lesa humanidad muy específico: haber despojado al individuo de sus mejores atributos en provecho de un sistema depredatorio, corrupto y mercantilista (en el contexto de ZAPPA, su variación local del capitalismo selvático gringo). En este sentido, cabría citar a TRISTAN TZARA, MAX ERNST o el movimiento estridentista mexicano de los años treinta como espíritus afines al particular dadaísmo que practicaba ZAPPA. Y ello, cincuenta años después de la formación, en Zurich, del celebérrimo Cabaret Voltaire. Lo que, a su vez, dejaría abierta la cuestión - y echado el guante - de hasta qué punto el rock progresivo, más que innovar, ha vulgarizado (en el sentido de difundir, divulgar) los descubrimientos y las revoluciones estéticas de las primeras décadas del siglo XX entre lo que la sociología de la época comenzaba a denominar “masas”.



"We’re Only in it for the Money" (1968), de Frank Zappa & The Mothers of Invention, sobresale en el canon del rock progresivo no tanto por sus virtudes precursoras de la práctica ulterior de este género de música, cuanto como ejemplo de los contornos que puede adquirir la subversión de las formas convencionales (que hasta entonces se tenían por innovadoras y hasta revolucionarias) y de la clarividencia de un músico respecto del futuro de sus propias potencialidades. En realidad, lo que en este álbum importa menos es la diatriba y el espíritu de sátira que se enderezan contra un blanco en particular, a saber, el jipismo y sus utopías. Al final, de lo que se trataba era de darle el tiro de gracia a un movimiento que, víctima de sus propias contradicciones, había terminado por aislarse en la complacencia y en el autoconvencimiento. Emanado como producto ideológico de las clases acomodadas y del todo ajeno, aun en sus manifestaciones más radicales, a la clase trabajadora a la que pretendía emancipar por la sola fuerza de la conciencia y la buena voluntad, estos herederos y continuadores fallidos de los beat de los años cincuenta tendrían que terminar por reconocer, en un ejercicio de honestidad, que los grupos sociales a los que pretendían redimir no tenían otro objetivo en la realidad que incorporarse al llamado “sueño americano”. Todo esto se verificaba en el seno de una sociedad que, merced a una movilidad y un dinamismo económico extraordinarios, garantizaba el acceso al bienestar material a todo aquel que estuviera dispuesto a pagar el costo del ascenso social. Lo anterior implica, en suma, que lo de Zappa y las Madres de la Invención bien puede visualizarse como un asalto de la clase trabajadora sobre una de las muchas decadencias de las clases que arribaron a la sociedad normativa en las décadas posteriores a la Segunda Guerra Mundial.

Y es dicho costo lo que, en cierto modo, constituye uno de los grandes temas de la obra de Frank ZAPPA a lo largo de sus diferentes etapas: la pérdida de la humanidad básica y de los lazos más elementales de la solidaridad entre las personas. Claro está que ZAPPA jamás lo habría enunciado así – de hecho, el único pronunciamiento teórico que le conozco se deriva de una (mala) lectura de Franz KAFKA que le indujo a concluir que el hombre es un ser esencialmente egoísta, avieso y mendaz al que sólo lo detiene el temor a las leyes y sus castigos (véase el booklet que acompaña a "Freak Out!", el primer álbum de ZAPPA). En vez de ello, echó mano de un recurso, si no el más artístico de todos, sí el más efectivo para hacer valer la premisa (“El compositor de nuestros días se niega a morir”) que utilizó desde el principio como punta de lanza de su arte: la sátira social.

Y sátira social es lo que encontramos en "We’re Only In It For The Money". Desde instituciones o esfuerzos institucionales como los “Peace Corps” y el sistema de administración de talentos de las compañías grabadoras, hasta el flower power y la libertad sexual, la paternidad irresponsable y la represión policial, nada escapa a la mirada implacable de un observador que pareciera mofarse de cada uno de sus personajes como si se tratara de un museo de arquetipos irrisorios: el jipi, el junkie, los padres insensibles y consumistas, la policía brutal y los estudiantes muertos por la Guardia Nacional, la feminidad envilecida (… the ugliest part of your body… I think it’s your mind), las ropas de plástico asimilables a las mentes igualmente plásticas de sus portadoras, como si se tratara de viles objetos de manipulación y de todas las formas imaginables de explotación política, publicitaria, sexual, e ideológica. Y todo ello representado y expuesto con los caóticos, crueles, irracionales, pero al mismo tiempo imaginativos, fecundos y profundamente iluminadores recursos del dadaísmo.

Tampoco podemos dejar de percibir en "We’re Only In It For The Money" una especie de laboratorio para la obra experimental que, de manera paralela, ZAPPA desarrolló desde el inicio de su carrera como músico. (¿Cómo explicar entonces los globos con la leyenda “Is this phase 1/2 of Lumpy Gravy/We’re Only In It For The Money?” que se aprecian en las portadas de ambos discos?) Esta obra paralela, que abarca desde el citado “Lumpy Gravy” hasta el póstumo “Civilization Phaze III”, por no mencionar la obra sinfónica y orquestal, parece haber sido uno de los principios motores de la composición del álbum que nos ocupa, y que el pastiche del "Sgt. Peppers Lonely Hearts Club Band" no es más que una mirada desdeñosa, conciente hasta la insolencia de su superioridad artística y musical, frente al fenómeno eminentemente comercial de The BEATLES y muchos otros exponentes del circuito industrial de la música. Los efectos de las voces hiperrevolucionadas, la electrónica varesiana, las incursiones pianísticas y los largos arpegios de Ian Underwood, los monólogos delirantes y, en fin, la pista con la que cierra el álbum (‘The Chrome Plated Megaphone of Destiny’) constituyen aspectos un tanto fragmentarios de lo que más adelante plasmaría, con mayor o menor fortuna, en sus obras más ambiciosas, como “The Perfect Stranger” (con Pierre BOULEZ) o la mencionada “Civilization Phaze III”, así como en algunas partes de “Studio Tan” o “Jazz From Hell”.

Es más que probable que, al considerar la crítica musical y/o la reseña de discos una cosa tan vana e inútil como tratar de “bailar la arquitectura” (según propia expresión), Frank ZAPPA tuviera en mente sus propias creaciones y no tanto la de otros creadores de música popular, lo que acaso torna posible que aspirara a la consideración crítica que merecieran sus ídolos más conspicuos, como STRAVINSKY, BARTÓK y VARÈSE. A lo largo del presente comentario, quizá no hayamos hecho sino bailar la arquitectura (o pintar la sociología, o esculpir la historia, o difuminar con tiza y carbón los caracteres más precisos) de un álbum que parece explicarse por sí solo y que, no obstante carecer de la magnificencia y exuberancia de discos como "Absolutely Free", o de la belleza-sin-necesidad-de-sátira como "Burnt Weeny Sandwich", ha de contarse como un eslabón imprescindible para todo aquel que desee profundizar en una obra que se inserta con toda legitimidad, al mismo tiempo que rebasa con majestuosidad, la esfera del rock progresivo.

1. Are you hung up? (1:24)
2. Who needs the peace corps? (2:34)
3. Concentration moon (2:22)
4. Mom & dad (2:16)
5. Telephone conversation (0:48)
6. Bow tie daddy (0:33)
7. Harry, you're a beast (1:21)
8. What's the ugliest part of your body? (1:03)
9. Absolutley free (3:24)
10. Flower punk (3:03)
11. Hot poop (0:23)
12. Nasal retentive calliope music (2:02)
13. Let's make the water turn black (2:01)
14. The idiot bastard son (3:18)
15. Lonely little girl (1:09)
16. Take your clothes off when you dance (1:32)
17. What's the ugliest part of your body? (reprise) (1:02)
18. Mother people (2:26)
19. The chrome plated megaphone of destiny (6:25)

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