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miércoles, 26 de noviembre de 2014

habla el auténtico Frank Zappa

¿Sexo, drogas, rock and roll? ¡Política!: habla el auténtico Frank Zappa

  • Es la primera vez que se traduce al castellano la autobiografía del músico
  • Según el traductor: "la traducción más fiel de las 15 que se han hecho"
  • En el libro Zappa relata su desarrollo musical y sus opiniones políticas
  • Fue polémico por la crítica satírica que hizo de la sociedad de su tiempo
Ampliar fotoImagen de Frank Zappa incluida en sus "Memorias"
Imagen de Frank Zappa incluida en sus "Memorias"Editorial Malpaso

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Portada del libro 'La verdadera historia de Frank Zappa'
Portada del libro ’La verdadera historia de Frank Zappa’Ed. Malpaso
Ir a fotogaleríaFrank Zappa en su niñez rodeado por su familia, imagen incluida en sus "Memorias"
Frank Zappa memoriasEditorial Malpaso
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Título: La verdadera historia de Frank Zappa. Memorias
Título original: The Real Frank Zappa Book
Autor: Frank Zappa (con la colaboración de Peter Occhiogrosso)
Editorial: Malpaso
Traductores: Manuel de la Fuente Soler y Vicente Forés López
JUANMA CUÉLLAR 25.11.2014
¿Quién es Frank Zappa? El primer golpe de memoria evoca su famoso look de melenudo con grandes mostachos pegado a una guitarra eléctrica, una estrella de rock. A sus coetáneos estadounidenses les sonará además la comparecencia que protagonizó en el Senado norteamericano para explicar que las letras de sus canciones no eran pornográficas. Y a poco que se investigue aflora una ingente obra: 70 discos con palabras crudas y una música personal e inclasificable, además de un puñado de películas.
"Si tu vida acaba siendo triste y aburrida porque le hiciste caso a tu madre, a tu padre, al cura, a uno de la tele, a alguna de las personas que te dicen cómo ir por ahí, entonces te lo mereces".
Así sentencia de puño y letra Frank Zappa (Baltimore 1940, Los Ángeles 1993), un tipo que ha atravesado la existencia haciendo caso a sus propias conclusiones. Una experiencia que el artista condensó a su manera y con su peculiar estilo en una autobiografía The Real Frank Zappa Book, que vio la luz en 1989 y ahora, 25 años después, puede leerse por fin en castellano bajo el título La verdadera historia de Frank Zappa, editada por Malpaso y en las librerías desde el día 17 de noviembre.
“El libro conserva la misma paginación que el original, es la edición más fiel de las 15 traducciones que se han hecho y la primera que incluye formato electrónico”, explica a RTVE.es Manuel de la Fuente, especialista en la obra de Frank Zappa y traductor de estas memorias junto a Vicente Forés.
La versión española respeta el mismo número de páginas y las tipografías de títulos e ilustraciones originales diseñadas por el autor.
“Nos pusimos en contacto con su mujer, Gail, responsable de la empresa que administra sus derechos, para trasladar con la mayor fidelidad un mensaje articulado en el inglés americano de 1989 al castellano de 2014”, detalla de la Fuente.

Escupir sinceridad "esculpiendo" al aire

Zappa era un sincero empedernido y esto hizo polémicas sus letras. Pero también era un perfeccionista implacable y la arquitectura de su música fue el resultado de densas cavilaciones.
"El aire en el espacio de la actuación queda esculpido (por las vibraciones sonoras) y convertido en algo. Esa escultura molecular es percibida por los oídos del oyente o de un micrófono”, describe el músico que define su oficio sin titubeos: “Me dedico a la composición (…) Mientras seas capaz de conceptualizar el proceso de organización, puedes ser ‘compositor’ en el medio que quieras”.
Zappa: La música en los conciertos es un tipo de escultura
Sugerentes pero inmóviles, las progresiones armónicas habituales en el pop y el rock se vuelven sorprendentes y vivas en géneros más abiertos como el jazz. El artista californiano lo deglutió todo y liberó de límites su expresión. En sus memorias, Zappa glosa con lengua afilada su tránsito por la música sinfónica, experimental, las anécdotas de su brega con lo aparentemente vulgar o con lo extremadamente culto para lograr la ejecución perfecta.

Inicios, Freak Out! Y The Mothers of Invention

Entender a Zappa requiere cierta inmersión en el personaje. Como dato, en sus memorias relata el impacto que tuvieron en él las primeras adquisiciones musicales. Su primer disco fue The complete Works of Edgar Varèse (1950), especialmente el tema Ionisation, una grabación de música experimental que interiorizó y memorizó. Luego llegaron Stravinsky y las composiciones dodecafónicas de Webern.
El abismo que media entre oír música e interpretarla directamente es comparable al que separa la experiencia de disfrutar de una postal erótica y practicar sexo real, como hubiera dicho el propio Zappa. En esta clave el artista trasciende de las impresiones estéticas y el papel pasivo de mero escuchador. Emprende la comprensión de la génesis musical y calma su hambre indagando el lenguaje, componiendo, creando. Concienzudamente.
El Zappa músico se impone a otras consideraciones en la primera mitad de los 60. Se divorcia de su primera mujer y se va a vivir al “Estudio Z” con su viejo amigo el saxofonista Jim “Motorhead” Sherwood.
El Estudio Z supuso una vida de grabar sin parar 12 horas al día. No tenía comida, ducha ni bañera
En 1964 el germen de la banda reunida por Zappa adopta el nombre de The Mothers coincidiendo con el Día de la Madre, pero también alusivo a “motherfuckers” en el sentido de ser los mejores.
En 1966 graban Freak Out! Con MGM. Es su primer trabajo, considerado uno de los primeros álbumes conceptuales, innovador en la música y en la construcción de una visión satírica de los tópicos de la cultura popular norteamericana. Con la publicación del disco el grupo pasa a llamarse definitivamente The Mothers of Invention.

Sexualmente sincero, políticamente comprometido

En una época en que la que romper tabúes era una parte del motor de la innovación cultural, abordar el tabú por excelencia, el sexual, era inevitable. Y un autor que proyectó su creatividad en la crítica a una sociedad caduca no dejó pasar por alto este capítulo. Si bien algunos, puede que muchos, se lanzaron a la práctica desenfrenada, Zappa asumió el tema en clave de honestidad: “Lo que me parece muy cínico en algunas canciones de rock and roll (especialmente hoy en día) es la manera como dicen ‘hagamos el amor’. ¿Qué especie de repipi de mierda habla así en el mundo real? Habría que decir ‘vamos a follar’, o por lo menos, ‘vamos a puntos suspensivos’, pero hay que decir ‘hagamos el amor’ para salir en la radio. Esto crea una corrupción semántica al modificar el contexto”.
Pero la connotación sexual se convirtió en uno de los caballos de batalla del conservadurismo puritano que sobrevoló el mandato de Ronald Reagan. Zappa cuenta como a instancias del ‘Centro de recursos para padres sobre música’ (PMRC), “una pandilla de amas de casa de Washington, casi todas casadas casualmente con miembros influyentes del Senado” liderado por la esposa de Al Gore, se propuso una ley para que una etiqueta denunciase el contenido “sexualmente explícito” de algunos discos.
En septiembre de 1985 Frank Zappa comparece ante el Senado de los Estados Unidos para denunciar la falta de garantías del procedimiento que asignaba esas etiquetas y su efecto negativo sobre la industria musical y la libertad de expresión de los autores.
Un gesto al que probablemente debemos la existencia de este libro de memorias, pues “tras esa comparecencia”, explica Manuel de la Fuente, “se plantea la escritura de esta autobiografía, en la que una parte se dedica a su infancia y experiencia musical, pero la otra mitad se centra en un objetivo prioritario para Zappa que no era ni más ni menos que explicar sus ideas políticas”.

No a las drogas, sí a la educación

“Frank Zappa persiguió un objetivo principal: que se mejorara el sistema educativo norteamericano para de esta manera evitar los excesos del poder”, aclara el especialista y cotraductor de esta autobiografía, “una de las primeras escritas por una estrella de rock”.
Un compromiso reflejado en opiniones como la que el compositor expresaba hacia actitudes como el hipismo, que, añade de la Fuente, “veía como un movimiento conformista dedicado a la pérdida de tiempo y el consumo de drogas, algo rechazado por él tajantemente. Siempre se mostró contrario a las sustancias que producen una desconexión con la realidad y un desinterés por la acción política”.
En varias entrevistas televisadas el artista expresó este rechazo y el “peligro de perder su trabajo” que corrían los músicos de su banda que consumieran estupefacientes.
Y, como el resto de opiniones de Zappa, también quedó plasmada en sus sátiras, más finas o más ásperas, pero siempre elocuentes. No se libró nadie, los políticos alejados de la realidad, los ñoños, los hippies, los militares, Reagan y su guerra de las galaxias, los reprimidos, los Beatles, nadie quedó sin reflexión lírica y satírica personalizada.

La música, la risa y la conciencia. Valores vigentes

En el texto el autor da cuenta del cuidado que puso en la educación de sus hijos para que pudieran ejercer su libertad individual con garantías alejadas de los medios materiales y ligadas a las capacidades personales.
Pero los tiempos que corren demuestran que la capacidad de corrupción del poder político sigue estando en plena forma. Frank Zappa, como estrella de rock, usó una herramienta a su alcance para exponer sus opiniones al respecto, la capacidad de convocatoria de la expresión artística, que es otra forma de poder. Hoy su mensaje sigue siendo vigente en la medida en que los apetitos humanos permanecen fieles a sus debilidades, las insanas y las artísticas.
Apunta de la Fuente un recordatorio “que nunca faltó en las cubiertas de sus vinilos: ‘No olvidéis registraros para votar’, y esto significa poner de relieve la condición del ciudadano que ejerce su derecho a estar, a expresarse y a cambiar la sociedad”. Un consejo recomendable en esta entretenida segunda década del siglo XXI.

Frank Zappa, músico y activista

Frank Zappa nació en Baltimore (Maryland) en 1940. Durante su infancia su familia se traslada a California, donde desarrollaría toda su carrera musical. Con doce años empieza a tocar la batería y muy joven se aficiona al rhythm and blues a la música de compositores contemporáneos como Edgar Varèse o Igor Stravinsky. Forma en Lancaster su primer grupo, los Black-Outs y con 20 años se casa con su primera mujer, Kay Sherman. Luego formará el grupo The Mothers of Invention, con el que grabó su primer elepé en 1966, Freak Out!, considerado el primer álbum conceptual del rock. En 1967 contrae matrimonio con Gail Sloatman con quien tendrá cuatro hijos, Dweezil, Moon, Ahmet y Diva. En 1968 el humor más ácido de Zappa llegaría con su disco We’re Only in It for the Money (estamos en ello sólo por la pasta), donde parodiaba el movimiento hippie. Su portada era una burla del Sgt. Pepper de los Beatles. El disco instrumental Hot Rats llegaría en 1969 para convertirse en una referencia de la fusión con el jazz. En 1971 sufre un grave accidente tras ser agredido por un espectador
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Zappa continuó su carrera en las décadas siguientes con numerosos elepés (Apostrophe (’), Zappa in New York, Zoot Allures, etc.), algunas películas (entre ellas 200 Motels, protagonizada por Ringo Starr y Keith Moon), varias composiciones orquestales e incontables conciertos. Durante los 80 llevó a cabo una serie de acciones en favor de la libertad de expresión frente a los ataques del Partido Republicano. En 1985 declaró en el Senado para oponerse a la censura de las letras en los discos de rock. A principios de los 90 le fue diagnosticado un cáncer de próstata y durante sus tres últimos años de vida se encerró en su estudio para ordenar su enorme catálogo (formado por más de 70 discos oficiales) y preparar proyectos que se editarían de manera póstuma. Falleció en diciembre de 1993.manera póstuma. Falleció en diciembre de 1993.

jueves, 18 de septiembre de 2014

The Real Frank Zappa Book en español




21JUN

The Real Frank Zappa Book en español

http://www.formby.es/the-real-frank-zappa-book-en-espanol/
Publicado el 21 junio 2014
The Real Frank Zappa Book
Por fin, tras una larguísima espera, se puede confirmar que a finales de verano (Debería estar en las librerías en septiembre) y después de muchas y arduas negociaciones verá la luz la versión en español de “The Real Frank Zappa Book” la única autobiografía de Zappa, publicada originalmente en 1989 con la colaboración de Peter Occhiogrosso.
Se ha hecho mucho de esperar, pero seguro que la espera habrá merecido la pena. La edición y traducción española ha corrido a cargo de Manuel de la Fuente (un habitual de este blog y buen amigo) y Vicente Forés (Profesor de Filología Inglesa en la Universidad de Valencia)
A medida que vayamos conociendo mas datos iremos actualizando este artículo.
Para amenizar la espera, un fragmento del libro, traducido por mi hace años con cierta prisa. No es, repito, no es un extracto del libro, solo una aportación personal:
Estamos en 1965…
FZ: Nos contrataron (Eran las Mothers solamente entonces) como sustitutos en el Whisky-a-go-go. Por casualidad, Tom Wilson, productor de MGM Records, estaba en la ciudad, en otro local de la misma calle, el Trip. Herb Cohen (el primer mánager de los Mothers) le invito a hacer una visita al Whisky, y entró cuando tocábamos el numero de BIG BOOGIE, el único que sabíamos, y en absoluto representativo del resto de nuestro material. Le gustó y nos ofreció un contrato, pensando que había contratado a la banda de bluseros blancos mas fea del sur de California, y un anticipo de 2500 dolares.
El coste medio de un LP en esos días era de 6 ó 8 mil dolares, y la mayoría de los álbumes eran las caras A y B del éxito del artista, mas siete u ocho canciones “de relleno”, lo suficiente para cumplir el requisito mínimo de quince minutos por cara del LP.
La otra norma de la industria era que la mayoría de los grupos en realidad no tocaban en el disco sino músicos de estudio: el ejemplo clásico eran los Monkees. En Freak Out tocamos todos nuestro temas, salvo algunos músicos para darle colorido orquestal.
Wilson estaba en la mesa de mezclas cuando empezamos la grabación del primer tema: Any Way The Wind Blows, seguido por Who Are The Brain Police?, y a través de la ventana veía a Wilson llamando a su jefe y probablemente diciéndole: Er…no son EXACTAMENTE una banda de blues, …. pero… algo así…
Freak Out fue un álbum doble, y todas las canciones eran sobre ALGO. No era como si hubiéramos construido el disco en torno a un éxito. Cada canción tenia su función en el concepto general satírico del disco. A medida que pasaban las sesiones, Wilson se iba entusiasmando con el disco y un día le dije: Quiero alquilar un equipo de percusion por valor de 500 dolares (de 1965) para una sesion que empezara el viernes a medianoche, y quiero traer a todos los tipos raros (freaks) de Sunset Boulevard al estudio para hacer ALGO ESPECIAL. Wilson aceptó. Conseguimos el equipo y a los freaks y grabamos lo que seria la cara cuarta del disco. Wilson había tomado ácido aquella noche y he intentado imaginar lo que debía pasar por su cabeza mientras salia esa mierda por los altavoces y diciéndole al ingeniero de sonido, que no estaba drogado, lo que debía hacer.
Para cuando Freak Out estuvo editado y preparado, Wilson llevaba gastados 25 o 30 mil dolares de la MGM, una cantidad ridícula en aquellos días, incluso para un disco doble, que creo que fue el primero de la historia. Entonces nos dijeron que no podíamos lanzar el disco, ya que los ejecutivos de la MGM se habian convencido que ningún Disc-Jockey emitiría un disco de un grupo llamado The Mothers – como si nos hubiéramos llamado El Gran Problema!. Insistieron que lo cambiáramos y de la necesidad surgió The Mothers Of Invention.

ZAPPA por EL GRAN WYOMING

MIÉRCOLES, 16 de marzo de 1994

Zappa






Ahora que ha pasado un tiempo desde la muerte de Frank Zappa quiero rendir homenaje a uno de los personajes que más he admirado como artista y como hombre.Era uno de los talentos más importantes que ha dado la música de nuestro tiempo, pero hemos asistido con tristeza al hecho de que terminó siendo un personaje único. La mayoría de sus compañeros de generación fueron claudicando a medida que aumentaba su nivel de renta.
A pesar de que ganó mucho dinero con su música, y en contra de lo que anunciaba en la portada de uno de sus primeros discos, que llevaba por título Estamos aquí sólo por la pasta, nunca fue una estrella del rock and roll al uso. Hacía la música en la que creía sin apuntarse a movimientos ni modas. Al cabo de los años se escucha uno cualquiera de sus discos, algunos de hace más de veinte años, y todavía siguen siendo modernos, mucho más que la mayoría de los que se hacen ahora.
Tenía una facilidad asombrosa para componer. Para la compañía discográfica llegó a ser un conflicto tener un artista tan trabajador, tan prolífico. También componía temas comerciales, sencillos, pero les daba la vuelta, los convertía en chistes, en parodias de sí mismos. Ésa era la principal habilidad del maestro: la autodesmitificación. Así, en una ocasión se presentó como candidato a las elecciones presidenciales de Estados Unidos y el cartel de la campaña era una foto suya, en pelotas, sentado en la taza del water, cagando.
Era un compendio de lo que había que hacer para no triunfar en el mercado: "No evolucionó con los tiempos". Hizo bien, porque soplaron aires reaccionarios, de doma, de sumisión.
Ha muerto de cáncer hace pocas semanas. Recuerdo que . poco antes salió publicada en nuestro país una entrevista. Decía que se encontraba muy débil, pero seguía trabajando. En todo momento hacía gala de la entereza que posee el que ha tenido valor para no caer en la tentación de la oferta mundana, que le hubiera dado todo el oro del mundo por dejar de ser un mal ejemplo y convertirse en aquello contra lo que luchaba, un mensajero de miserias: una mierda.
Siempre denunció la hipocresía de la sociedad en la que vivía con declaraciones tan contundentes como: "Es la prohibición de las drogas la que ha llevado a los camellos hasta la puerta de los colegios"; o canciones en las que se dirigía a las niñas pijas en estos términos: "Dame tu sucio amor, ése que tu madre se monta con su indecente caniche". Un ejemplo.

lunes, 19 de mayo de 2014

Contrastes: Frank Zappa


Contrastes: Frank Zappa


Por Federico Fernández Giordano
Veinte años después de su muerte, el legado musical de Frank Vincent Zappa (1940-1993) sigue despertando admiración, perplejidad y asombro. Una proteica producción musical en algo menos de treinta años, y un crisol de elementos que van desde el pop iconoclasta hasta la música de vanguardia, catapultan su leyenda al podio de lo más original e inclasificable.



DENTRO y FUERA del ROCK
La mente de un genio siempre es difícil de abordar, no es tarea fácil de digerir, ni pensada para los perezosos consumidores de música como fast-food. Es posible que desconcierte a los neófitos la capacidad que tenía Zappa de reciclar, renovar o transformar cada uno de los cánones y clichés de la música del siglo XX y más allá. Su formación autodidacta no le impidió convertirse en un compositor en la tradición de los sinfonistas contemporáneos que, en vez de servirse de la orquestación convencional, optó por desplegar su creatividad con los elementos propios de las bandas de rock.
Zappa era una criatura anfibia que supo absorber en su beneficio los estilismos del rock, el jazz, el blues, la fusión, la música progresiva, el funk, el doo-wop, el musical, la música orquestal y la música popular, electrónica, avant-garde y todo lo demás, en favor de una genuina y muy poco convencional concepción musical. Esta dinámica poliédrica lo convierte en un hueso duro de roer, un universo múltiple que no se agota de un vistazo; imposible hacer una valoración de su obra a vista de pájaro; más aún, imposible ceñirse a un esquema sintético, pues el compositor californiano se burlaba de la crítica y de toda noción de diagrama convencional, no sólo a través de la desintegración de los lugares comunes (música de estudio y música en directo; autenticidad y parodia; alta cultura y cultura popular; sofisticación y kitsch, etc), sino en la combinación exhaustiva de todos ellos. Integrando conceptos exóticos como la xenochrony (técnica equivalente al collageconsistente en insertar líneas de guitarra u otros instrumentos en grabaciones para las que no fueron ideadas), o reciclando material desechado para elaborar nuevas canciones. Como Harry Partch y Bülent Arel, Zappa reformuló los términos de la convención musical para reclamar su derecho a la autodefinición así como una crítica sostenida a la seriedad clásica.

Dicho lo cual, y aun a riesgo de traicionar esa cualidad excesiva e inconmensurable de la música de Zappa, intentaremos dilucidarla en cinco grandes bloques.


I. De 1966 a 1971. Es la época de Mothers of Invention, en la que imperaban la experimentación y el vanguardismo de corte más underground. Entre todo ese magma sociocultural que va del asesinato de Kennedy, las marchas por los derechos civiles, la guerra de Vietnam y el desencanto del sueño americano al movimiento hippy, la psicodelia y el mestizaje, Zappa emerge como una voz corrosiva, arremetiendo contra la moral conservadora, la sexualidad reprimida, la censura, la educación o la familia. El suyo es un retrato cáustico y disfuncional del american way of life, pero es un retrato intensamente realista a la vez que imaginativo, que no deja títere con cabeza. En lo tocante a lo musical, puede que la producción de esos años resultase menos interesante comparada con lo que vendría después, seguramente porque Zappa todavía no había encontrado un grupo de músicos capaces de sacarle brillo a su estilo. Como Conlon Nancarrow, Zappa escribía música humanamente imposible de interpretar, y es por ello que lo mejor de su obra surgiría del progresivo reclutamiento de músicos excepcionales. No obstante, las continuas innovaciones en lo tecnológico, en lo escenográfico, en lo musical, en lo conceptual y en lo gráfico se dan ya desdeFreak Out! (1966), y es precisamente en esa primera etapa donde se afianzan los dos puntos cardinales de Zappa: el eclecticismo y el sentido del humor. Discos comoLumpy Gravy (1967) o We’re Only in It for the Money (1968) juguetean con novedosas nociones de sinfonía dadá, y en Uncle Meat (1969) y Weassels Ripped My Flesh (1970) nos adentramos cada vez más en ese terreno genuino donde el rock adopta los modos del jazz. Cabe destacar de aquella época el genial Hot Rats (1969), con esa especie de estandarte que es Peaches en Regalia, pieza que resume en muchos aspectos la lírica zappiana, sin olvidar la concentrada mixtura de jazz-rock y melodías épicas del resto del disco. Miles Davis preparaba por esos días su Bitches Brew, triunfaba la fusión y los grupos “exploradores” se abrían a nuevos horizontes, y sin duda esos dos discos marcarían la dirección a seguir para muchas bandas. Otro que me gusta especialmente de esa etapa es Chunga’s Revenge (1970), un álbum diverso en el que Zappa seguía explorando el “tema comercial” alineado con pasajes instrumentales, música inclasificable y humor, siempre mucho humor.


Tenemos por tanto una primera etapa, que va de Freak Out! a la película 200 Motels, con destellos de genialidad pero marcada por una radicalidad en ocasiones algo cáustica, en la que se mezclan la provocación, la fusión vanguardista, la parodia y el revisionismo satírico. Zappa nunca depondría estas cualidades al servicio de la crítica social y el cuestionamiento artístico, al tiempo que seguiría buscando los medios necesarios, humanos y/o tecnológicos, para darles forma con su música.



II. De 1972 a 1979. A principios de los setenta empieza a descollar la madurez creativa de Zappa, y el disco que abre la puerta es Waka/Jawaka (1972), una obra que aún hoy veneran los devotos del jazz más heteróclito. Nuestro hombre reclutará a una banda de veinte músicos para lanzarse nuevamente a la carretera, y el resultado es The Grand Wazoo (1972), una fusión epopéyica de jazz, guitarras eléctricas, precisión y desintegración de las formas, en la que destacan férreas secciones de viento, solos fabulosos de George Duke y Don Preston con su mini-moog, o Aynsley Dunbar a la batería. Cuentan que Zappa se hallaba convaleciente en silla de ruedas tras sufrir una agresión en Londres cuando compuso estos dos álbumes. En ellos, todas las ambiciones previamente esbozadas van adquiriendo solidez. Pero será Over-Nite Sensation (1973) el disco que mejor integre esa nueva etapa marcada por la excelencia. Aunque bandas como Chicago y Blood Sweat & Tears ya habían ensayado la fusión de vanguardia, enOvernite... hallamos una sofisticada disposición de los géneros musicales que parece no tener límites, pasando por el tema conciso y rockero (Dirty Love), las improvisaciones de solistas (Fifty-Fifty, con un espléndido violín eléctrico de Jean-Luc Ponty), composiciones de una complejidad intrincada (Zomby Woof) o de un lirismo antológico (Camarillo Brillo). Los virtuosos pasajes corales de Montana, a cargo de Tina Turner y las Ikettes, son un buen ejemplo del peculiar estilo de armonía de Zappa basado en la rítmica. Sus cualidades para un sentido del humor agudo, la crítica y la autorreflexión, lo convertían en un autor inesperadamente humilde ante las pretensiones de trascendencia de muchos músicos de la época subidos a la ola del art-rock y el rock avant-garde.

La misma banda de Overnite fue responsable de la famosa suite de Nanook y St. Alfonzo, la que abre el disco Apostrophe (1974), uno de los preferidos de propios y extraños, y que traía otros clásicos del repertorio como Cosmik Debris y Stink Foot, sin olvidar la maravillosa Uncle Remus, escrita al alimón con George Duke. O la célebre jam del tema Apostrophe con la aparición estelar de Jack Bruce al bajo. El grueso de esta banda histórica fue el responsable de One Size Fits All (1975), otra cumbre de estudio con clásicos del género zappiano como Inca Roads y Sofa #1, y la aparición del bluesman Johnny Guitar Watson, quien volvería a colaborar en otras ocasiones con Zappa. Dentro de una vorágine de giras y conciertos, Roxy & Elsewhere (1974) inaugura una portentosa manera de concebir los directos: rompiendo una vez más con los esquemas, los directos de Zappa aportaban tanto material original como podían hacerlo los discos de estudio, e incluso los temas “habituales” eran totalmente refundados. Lo mismo ocurre con Bongo Fury (1975) y Zappa in New York (1978), todos hitos de la música en directo. Las aportaciones de Napoleon Murphy Brock, Ruth Underwood, Bruce Fowler, Chester Thompson y Terry Bozzio, Ian Underwood, el capitán Beefheart o los citados Ponty y Duke, entre otros, dieron a esos años un sabor especial e irrepetible.

Zoot Allures (1976) ratifica que Zappa no se ciñe a ninguna formación estable, a ningún patrón predecible. Tras las big bands aparece este disco más sobrio en su formación, que contiene dos de sus piezas instrumentales más aclamadas (Zoot Allures y Black Napkins). Cierran esta época dorada los no menos interesantesStudio Tan (1978) y Sleep Dirt (1979), de nuevo trufados de instrumentales y orquestaciones sin parangón.

III. De 1979 a 1988. Sheik Yerbouti (1979), disco que mezclaba grabaciones de estudio y directo con el uso creciente de ensamblajes y xenochrony, y en el que se alternaban hits (Bobby Brown Goes Down, Dancin’ Fool) con estallidos de gamberrismo (Broken Hearts Are for Assholes, Tryin To Grow a Chin) y suites pop (Flakes, Wild Love), abría el camino para dos de los discos más destacables del cambio de década: Joe’s Garage (1979) y You Are what You Is (1981). El primero una rock-opera sobre las andanzas de un aspirante a músico, en torno a la manipulación, la censura y los sinsabores de la industria. Destacan los numerosos pasajes vocales del recién llegado a la banda Ike Willis, piezas memorables comoJoe’s Garage Packard Goose, o el célebre solo de guitarra de Watermelon in Easter Hay. El segundo, un álbum impecable que contiene algunas de las suitesvocales más hermosas de Zappa, con discursos anti-establishment y politizados como era frecuente, solos soberbios de Steve Vai, y otro de los hombres fuertes de Zappa, Ray White, iluminando casi todo el disco con su poderoso timbre de voz afroamericano. El juego verbal y letrístico que Zappa infligía a sus vocalistas revela coincidencias con la poesía fonética y sonora, con el texto antirrepresentativo y las vanguardias, por no mencionar la "poliperfomática" siempre provocadora y disparatada que ponían en escena sus músicos.


Y en medio de todo esto, otra incursión en las música sinfónica, Orchestral Favorites (1979). Suele citarse Lumpy Gravy (1968) y 200 Motels (1971) como sus primeras obras sinfónicas, pero lo cierto es que hay un abismo entre la orquestación de entonces y su época de madurez. La suite cómico-satírica The Adventures of Greggery Peccary, o Regyptian Strut, por ejemplo, son buena muestra de ello. Por otra parte, el método de trabajo de Zappa con sus big bands de rock siempre fue similar al de un conductor de orquesta, y su constante práctica en estudios y escenarios devela que su objetivo no era “ensamblar” estos mundos separados, sino disolver y desdibujar sus fronteras. Su famosa “continuidad conceptual”, juego de referencias cruzadas con el que interconectaba sus propias letras y canciones, nace precisamente de una voluntad de unificación dentro de la cosmogonía zappiana. Una polifonía sonora y letrística en la que se establecen multiplicidad de capas, registros y significados. Un macrocosmos en el que, como se ha dicho, no existían las barreras entre mundos musicales. Un universo simultáneo, donde “todo ocurre al mismo tiempo”, y donde siempre quedan extraños rincones por explorar.

Tinseltown Rebellion (1981), otro híbrido estudio-directo, acusaba las nuevas tecnologías de la época, que se prolongarían en obras posteriores como Ship Arriving too Late To Save a Drowning Witch (1982) y The Man from Utopia (1983). Como dato curioso, este último es el único disco de rock de Zappa que no contiene solos de guitarra (si exceptuamos el "solo compuesto" de Moggio, transcrito y ejecutado, como era habitual, por el abnegado Steve Vai). Para compensarlo, y en otra de las extravagancias del genio, Zappa había editado por esa época un elepé triple compuesto únicamente de solos de guitarra (grabados en directo), Shut up and Play Yer Guitar (1981), fórmula que repetirá más tarde enGuitar (1988).

Them or Us (1984) parece bascular en una bipolaridad de genialidad y cosas menos trascendentes, pero la versión en vivo del tema de los Allman Brothers Whipping Post, vale por todo el disco. Thing Fish (1984) toma otros derroteros: elaborado casi todo con viejo material reciclado, el disco es en realidad un acompañamiento sonoro para el libreto de una obra teatral que no llegó a estrenarse (como por otra parte ocurrió con numerosas obras de su factura escritas para televisión, cine o teatro). Concebido como un musical de Broadway, el texto constituye una sátira corrosiva (cómo no) sobre el gobierno norteamericano y la dominación blanca. Eran los tiempos del reaganismo, los discursos neoliberales y la “revolución conservadora”, y tras sus famosos litigios televisados de 1985 contra el Senado, Zappa llegó a plantearse seriamente la candidatura a la presidencia de EE UU. En esto, nuestro hombre siempre fue un ejemplo a seguir de artista íntegro, combativo y comprometido con sus ideas, muy lejos de las viejas estrellas del rock que se abandonan a la molicie en los últimos años, y eso habla en su favor en unos tiempos, por cierto, tan proclives a la mansedumbre y la acomodación.

En un frenesí de giras continuas, a mediados de los ochenta se suceden los proyectos e hibridaciones, así como el uso de sampleados ySynclavier [FZ Meets the Mothers of Prevention (1985), Jazz from Hell (1986)]. A esa época pertenece el alegato Does Humor Belong in Music? (1986), y no tardan en aparecer las dos primeras entregas de discos dobles, atiborrados de música en directo, de la serie You Can’t Do that on Stage Anymore. Siento particular predilección por el volumen 2 (el conocido como Helsinki Concert, con la banda de Roxy & Elsewhere), y por el disco 2 del volumen 5, con material de una gira europea de 1982, probablemente una de las más ejercitadas y chispeantes de toda su carrera.




IV. Los grandes directos. Como vimos con los míticos conciertos de los setenta, Zappa encontraba en el escenario un caldo de cultivo tan productivo, o más, que el propio trabajo de estudio. Sometiendo su propia obra a una proliferación ilimitada, cada puesta en escena era un motivo de innovación. Resulta interesante, a modo de ejercicio, seguir el recorrido evolutivo de canciones como The Torture Never StopsThe Black Page para constatar ese rasgo insigne de Zappa y que es una de las claves de la música moderna: la variación.

A finales de los ochenta, volcado en la que sería su última gira con una superbanda de rock, da rienda suelta a un caudal de repertorios siempre imprevisibles y en constante evolución. Broadway the Hard Way (1988), The Best Band You Never Heard in Your Life (1991) y Make a Jazz Noise Here (1991), aunque editados separadamente, pertenecen a la misma gira del 88, que tuvo que ser interrumpida por problemas internos del grupo. Así y todo, las interpretaciones de esa gira son algo así como la madre de todos los directos.Broadway the Hard Way desarrolla algunos temas recurrentes en Zappa, como la corrupción del show-business, el sexo y la sátira política, en una particular antiepopeya plagada de alusiones y citas, teatralidad, parodia de las campañas republicanas y sketches de cine musical, en un retrato delirante de la cultura americana a través de sus paisajes musicales (a destacar, por la parte del jazz, la versión de Stolen Moments, o la sorprendente aparición de Sting cantando Murder by Numbers). The Best Band… trae insólitas versiones de Ravel, Johnny Cash o Led Zeppelin que van de lo irreverente al homenaje sentido, clásicos del imaginario popular (las bandas sonoras de BonanzaEl Padrino), la vieja barbacoa de Eric Dolphy, así como inauditas versiones dePurple Haze y Sunshine of Your Love que en realidad pertenecen a pruebas de sonido. (Y es que Zappa grababa absolutamente todo lo que ocurría dentro y fuera del escenario; es por ello que existe un gigantesco archivo situado en los sótanos de la casa familiar en Los Ángeles, conocido como The Vault [la cripta], de donde se espera que sigan surgiendo joyas desconocidas, bajo la supervisión del Valtmeister Joe Travers y Dweezil Zappa).

Make a Jazz Noise Here merece también capítulo aparte. Con revisiones de temas viejos, pasajes de Bartók y Stravinski, profusión de jazz y solistas, y también alguna cosa nueva, deja al oyente exhausto tras una doble sesión rayana en la perfección. La sección de vientos, poderosa como pocas, conduce el disco con aguerridos solos de Walt Fowler, Paul Carman, Albert Wing, Kurt McGettrick y el viejo Bruce Fowler, todos sobresalientes. A destacar también las ediciones póstumas de FZ: OZ(2002), de una gira por Australia con el núcleo duro de Zoot Allures, y Buffalo(2007), con otra banda, la de Tinseltown Rebellion, en estado de gracia. Los músicos a sus órdenes no se limitan al virtuoseo ni a la mera mezcla de estilos, sino que se apoderan de cada fragmento para remozarlo en un discurso innovador, desarrollando al máximo sus posibilidades individuales bajo la batuta del maestro. Los nombres de Vinnie Colaiuta, los hermanos Brecker, Patrick O’Hearn, Arthur Barrow, Bobby Martin, Ed Mann, Allan Zavod, Chad Wackerman, Tommy Mars, Scott Thunes y todos los antes citados son inseparables de Zappa, y las apariciones para el recuerdo de gente como Adrian Belew, Don Sugarcane Harris, Ricky Lancelotti, Archie Shepp o Shelly Manne, entre otros de similar nivel, hicieron de su música un caldero de voces y personalidades reconocibles.

V. Con orquesta sinfónica propiamente dicha, aparte de los ya mencionados, Zappa condujo a la London Symphony Orchestra y al Ensemble Modern de Fráncfort, entre otras formaciones. En Francesco Zappa (1984) usó un Synclavier para adaptar la música de un ficticio compositor italiano (y tocayo) del siglo XVIII; también con el Synclavier compuso las cuatro piezas que acompañan al Ensemble InterContemporain, dirigido por Pierre Boulez, enThe Perfect Stranger (1984). Y el gran broche final,The Yellow Shark (1993), con esa exuberante versión de G-Spot Tornado. (Además de “el punto G”, el G-Spot era el famoso club de la Calle 52 donde tocaba John Coltrane, a quien apodaban “el tornado del G-Spot”. ¿Compondría el maestro esta pieza en honor al gran saxofonista, o bien, como se cree, en alusión a la no menos conocida zona erógena?).

Como en la música de su ídolo de infancia, Edgar Varèse, el aparente caos y desintegración de sus composiciones encierra en verdad una calculada estructura organizativa. Pero, pese a su complejidad y audacia técnicas, no hay que olvidar que Zappa era un admirador de los bluesmen, lo cual se hace palmario en su técnica de guitarra, que combinaba inteligencia y energía a partes iguales. Si una de las ambiciones de John Coltrane era “llegar lo más lejos posible” en su arte, otro tanto puede decirse del Zappa guitarrista. Todavía no se ha emprendido una tentativa por comprender la magnitud de su obra como solista, cuyos intrincados paisajes (o “esculturas de aire”, como a él le gustaba llamar a sus solos) franqueaban, tensionaban y llevaban al extremo las barreras de la técnica habidas y por haber.

Esta insistencia puesta en la técnica, en la construcción de un discurso positivo, para a continuación refutarlo en sediciosos parafraseos, en arrebatos de exuberancia y autoparodia, le valieron a Zappa la incomprensión de muchos, pero lo cierto es que su objetivo era enriquecerse del lenguaje musical para ensayar una modificación desde dentro de la música, sin negarla, sin desnaturalizarla ni anularla. Su música fascina y desequilibra a partes iguales, operando como un disolvente de las categorías estéticas, constituyéndose en fantasía musical, en broma pesada de la razón, o lo que se ha dado en llamar “composición al instante”.  No es casual que lograse transitar de la hilaridad a la seriedad máxima en una misma suite, combinando bosquejos de irreverencia con cortes que destilan la cohesión de los maestros clásicos. Y es esa misma capacidad para la mutabilidad y la multitextualidad, la hilaridad y el sentido crítico, lo que hacía de él un artista fiel a la realidad, y por tanto a la época que le tocó vivir. Por todo ello, y con perdón de Miles, Stravinski, Lennon y McCartney, me inclino a pensar que Zappa fue el compositor más representativo, audaz y divertido del siglo XX.

© Cuadernos de Jazz, abril - 2014