ZAPPING. UN TRIBUTO A FRANK ZAPPA
en la foto:
Frank Zappa y Pierre Boulez en un coloquio en la Universidad de California, UCLA
Santiago de Compostela, 28.02.2007.
Salón Teatro.
Drumming Grupo de Percusión. Miquel Bernat, dirección.
Carlos Azevedo: Drumming The Hard Way.
Pedro Amaral: Pop cisuM.
Nuno Rebelo: Many Z Sounds; Love Boat; Bad Shape; The end of the World.
Miguel Carvalhais & Pedro Tudela: 63.
Vitor Rua: Free Pink Noise.
Oscar Bianchi: The Salvador Dalí Secret Chord Progression.
Javier Arias Bal: Se acercó y le mordió.
Rui Rodrigues: Joezzap.
Ocupación: 135/270 (50%).
Ecos de un caminante ejemplar.
Paco Yáñez, 07.03.2007
ENVIADO POR MAESE MANACHO... GRACIAS MIL
Ante la escasa atención que el Auditorio de Galicia viene prestando en los últimos años a la creación contemporánea, otras instituciones de la ciudad de Santiago han tenido que tomar la responsabilidad de presentar este repertorio a un público que, como se vio esta noche, lo recibe con agrado y entusiasmo. Si en otros momentos fue el CGAC (Centro Galego de Arte Contemporánea) el que se hizo cargo de esta difusión, en esta ocasión ha sido el Salón Teatro, por medio del CDG (Centro Dramático Galego) y el IGAEM (Instituto Galego de Artes Escénicas e Musicais), el que nos ha presentado un espectáculo ciertamente interesante, protagonizado por un extraordinario conjunto de percusión, el homenaje a un músico ejemplar, y una serie de creaciones que responden plenamente a los criterios que, en mi opinión, definen la contemporaneidad en sentido estricto: el hecho de ser obras de compositores vivos; que estos se encuentren componiendo en el presente; y que sus propuestas se enmarquen en sus actuales momentos de trabajo y desarrollo estético.
Atendiendo a estos criterios, así como poniendo el énfasis en la pluralidad de lenguajes del presente y buscando indagar en las propuestas de la contemporaneidad desarrolladas en Galicia y Portugal, el CDG, en colaboración con el Instituto Camoes de Portugal, nos presentó en su programación de invierno un ciclo que, bajo el nombre de 'Música contemporánea', agrupaba tres interesantes conciertos. El primero de ellos tuvo como protagonistas a Pablo Coello, saxofón, y Pedro Rebelo, electrónica. El segundo concierto estuvo dedicado al compositor gallego Manuel Rodeiro (San Xoán de Vilanova, 1965), con un espectáculo multimedia denominado _Fende-lo son_, que contó con Felipe González Agell, clarinete; Berta Fresco, piano; y Carme Garrigó, percusión.
Para el tercer concierto de este ciclo, el CDG invitó al grupo portugués de percusión Drumming; un estupendo conjunto que traía a Santiago su espectáculo _Zapping. Un tributo a Frank Zappa_, que ya había sido presentado anteriormente, con enorme éxito, en Portugal. Bajo la dirección artística de Miquel Bernat, Drumming ha propuesto a un grupo de jóvenes compositores la creación de una serie de piezas para percusión que recojan el espíritu y el significado de la figura de Frank Zappa, en alguna de las vertientes de este polifacético y poliédrico músico. Se enmarca, esta iniciativa, en el programa de actividades de un grupo siempre afín y atento a la creación contemporánea; así como a la diversidad de estilos que el tiempo presente comporta, herencia inevitable e inesquivable de un siglo XX que ensanchó los caminos del arte a terrenos quizás antes nunca imaginados.
Uno de los caminantes (utilizando intencionalmente este término tan asociado a Luigi Nono) que construyó los paisajes sonoros de la posmodernidad y que sentó bases para la contemporaneidad en la segunda mitad del siglo XX fue, sin duda, Frank Zappa (Baltimore, 1940 - Los Ángeles, 1993) Varias han sido las ocasiones en las que el editor de Mundoclasico.com me ha hablado de Zappa como de un ser humano ejemplar, así como un músico de un talento innato y un sentido del humor poco frecuentes. Conocido de forma mayoritaria por su faceta como músico de rock, Zappa desarrolló paralelamente una extensa e intensa actividad en el terreno de la composición de música "culta" (por utilizar un término que, con la propia música de Zappa, ve tambalearse los cimientos, a menudo tautológicos, en los que se asienta).
Abundantes son las obras de Frank Zappa en este terreno, y algunas de ellas, como _The Perfect Stranger_ o _The Yellow Shark_, auténticos éxitos y ejemplos de lo que podríamos denominar música de "fusión" entre diversos modelos y estéticas musicales. La presencia de Zappa en la escena de la música "culta", a mayores de provocar cuestiones conceptuales de fondo, resultó estimulante y atractiva para las más variadas formaciones y personalidades. De este modo, orquestas de primer nivel mundial como la London Symphony Orchestra, a las órdenes del iconoclasta Kent Nagano, han tocado y grabado (en un excepcional doble CD del sello Erato), música de Frank Zappa; por no hablar del Ensemble Modern de Frankfurt, quizás el mejor grupo de música contemporánea de la actualidad, con el cual Zappa mantuvo una estrecha relación en sus últimos años de vida, y que ha sido prolongada tras su muerte por el conjunto alemán con diversas y extraordinarias grabaciones de obras del músico de Baltimore. Hasta compositores y directores que podríamos situar en las antípodas del músico americano han colaborado con él de forma activa. Este es el caso de Pierre Boulez, que con su Ensemble InterContemporain dirigió y grabó piezas de Zappa, destacadamente _The Perfect Stranger_, registro publicado en su día por EMI y hoy, junto con numerosas piezas de Zappa, recogido por Rykodisc. Con el compositor/director de Montbrison trabajó también Zappa su faceta de director de repertorio contemporáneo, resultando reseñable su versión del bouleziano _Le marteau sans maître_ (1953-55).
Pero quisiera mencionar, de nuevo, al Ensemble Modern y a uno de sus directores más habituales, Peter Eötvös, para introducir lo que fue el concierto de la fría noche del 28 de febrero. Conocida es la predilección de Frank Zappa por la obra del compositor francés Edgar Varèse (1883-1965), y en especial por _Ionisation_ (1930-31), una de las piezas capitales para percusión en el siglo XX. En Varèse, como en Stravinsky, Zappa admiraba la capacidad de desarrollo rítmico, así como su audaz investigación tímbrica, y la libertad inherente que regía el desarrollo estético de ambos compositores. Zappa estudió durante años _Ionisation_, proponiendo al ensemble de Frankfurt y a Peter Eötvös su grabación, en lo que fue su último trabajo en el terreno musical pocos meses antes de su muerte. Con motivo de tal evento, y con el propio Zappa como productor, los extraordinarios percusionistas del Ensemble Modern se trasladaron a Los Ángeles para acometer la grabación de la obra de Varèse; registro hoy por desgracia casi inencontrable.
En un reciente DVD de _Juxtapositions_ (Ideale Audience DVD9DS16), Peter Eötvös recuerda, acompañado de imágenes del evento, lo que fue el proceso de trabajo del director húngaro y Nicholas Slominsky (primer director de _Ionisation_), con el ensemble alemán, en colaboración con Zappa; así como la profunda huella a nivel humano y musical que el americano le dejó. Al enterarse de su prematura muerte, Eötvös compone _Psalm 151, in memoriam Frank Zappa_ (1993), para percusión [Manacho: Obra que cuando se editó, ya indiqué por aquí su referencia discográfica]; obra compuesta por un hombre profundamente dolido, que interpela a sus creencias por los motivos de la desaparición temprana de un hombre ejemplar. Dicho salmo recoge las siguientes palabras: "¿Tiene que ser así?", y el compositor, en los ensayos de la pieza presentes en el citado DVD, nos dice de ella: "Es una protesta: Oye, Señor, ¿cómo pudiste hacer eso? Este nombre tiene que quedar para siempre". En _Psalm 151_, el instrumentista se afana por conservar el nombre de Zappa, arañando con vehemencia y rabia la piel del tambor, escribiendo las letras del nombre del músico americano, en un gesto visceral de protesta y profundo dolor; gesto este que en algunas de las obras del concierto del Drumming hemos visto repetido, como en la pieza de Oscar Bianchi.
Quizás inspirado por Eötvös, y sin duda por Zappa como hombre y músico (si es que tal diferenciación es posible); Miquel Bernat ha reunido un conjunto de obras para diversas combinaciones de percusión, creadas por jóvenes compositores contemporáneos de Portugal, España e Italia. Con un escenario del Salón Teatro literalmente repleto de instrumentos de percusión, y profusamente ambientado con humo y efectos lumínicos, se presentó el grupo Drumming, en un programa que incluía 11 obras, de las cuales 10 constituyeron estreno en España.
La obra _Drumming The Hard Way_, de Carlos Azevedo (1964), que abría el programa, era la única anteriormente interpretada en nuestro estado. Supone una pieza idónea para comenzar el concierto, pues, casi en una inversión de la "despedida haydeana", los percusionistas van entrando de uno en uno en el escenario para tomar lugar frente a sus respectivos instrumentos; construyendo de forma progresiva, así, el sonido en un sencillo tema de carácter muy rítmico con reminiscencias de la música pop. No se trata de un arreglo sobre obras de Zappa, sino de una composición propia de Azevedo, para 7 percusionistas; que evoca la "memoria auditiva" que el compositor luso tiene del universo zappiano. Su título une el nombre del grupo portugués de percusión al título de un álbum de Zappa, _Broadway the Hard Way_.
Más compleja musicalmente, y de mayor altura artística, me pareció _Pop cisuM_, de Pedro Amaral (1972) Amaral, alumno entre otros del propio Peter Eötvös, y compositor asociado al IRCAM parisino, reconoce en Zappa dos de las virtudes que él más aprecia como músico: la curiosidad permanente y la invención original de fuerte cuño personal. Inspirada en "determinadas ideas y sonoridades de _The Perfect Stranger_", esta obra pretende, a través de procedimientos convencionales de la música "culta", llegar a ideas de la música vocal pop, de ahí su título, que es una inversión de 'Pop Music'. Pedro Amaral arranca su composición con una estructura sólida, en la que el trabajo de alturas, dinámicas y timbres explora los instrumentos de percusión de forma mucho más compleja que la anterior obra, haciéndose necesaria la intervención de un percusionista como director para coordinar la ejecución del ensemble. A partir de este planteamiento, en el que no faltan ecos boulezianos, la obra va despojándose de su mayor rigidez inicial, para desarrollarse de forma más espontánea en sus compases finales, de inspiración ya más pop.
El grupo Drumming unió, sin separación intermedia, las siguientes obras del programa: _Many Z Sounds_, de Nuno Rebelo (1960); y _63_, de Miguel Carvalhais (1974) y Pedro Tudela (1962). Brevísima, la pieza de Rebelo une la voz en _off_ de Zappa a percusión, en este caso láminas metálicas, en un proceso de fusión que se repetiría en las obras de este mismo compositor escuchadas en la segunda parte. Más larga es _63_, para electrónica y percusión. Los percusionistas deben llevar auriculares en la ejecución de esta obra, a través de los cuales se coordinan con una grabación que ejerce de emisor de patrones y secuencias rítmicas. Con destacada presencia de caja y tambor, tocado en diferentes partes de su cuerpo por tres instrumentistas, la obra juega con la concentración-saturación- disolución del ritmo, de forma ciertamente mecánica. En su discurso, los motivos percutivos de los cinco músicos se acercan y se separan en distintas fases, lo cual para los compositores supone momentos de "diálogo, discusión y aparente divergencia".
Cerró la primera parte _Free Pink Noise_, de Vitor Rua (1961); obra que comienza con uno de los percusionistas sentado en un lateral del escenario, fumando y tomando café, mientras lee la prensa, para lo cual toma una de las cajas de percusión como mesa. Comienza la obra hablándonos este personaje sobre su vida y quedando leyendo en su esquina; así permanecerá toda la obra, mientras sus seis compañeros tocan, en el borde del mismo escenario, seis cajas con baquetas y escobillas alternativamente. Esta composición juega con motivos en forma de fuga que van recorriendo las cajas de los instrumentistas, en patrones rítmicos intercalados con otros menos rígidos. Algo entrecortado resulta el discurso en los cambios de baquetas por escobillas, realizados en las fases iniciales a bloque por todo el grupo; mientras que mucho más fluidos y sugerentes, rítmica y tímbricamente, son los pasajes en que estos cambios se producen por parejas, sin interrupción del continuo sonoro. La obra concluye con un monumental crescendo de las seis cajas, soberbiamente regulado en dinámicas por el Drumming, con el motivo fugado de percusión seca de nuevo presente; crescendo que llega a herir los oídos y que el actor- percusionista corta, gritando a los ejecutantes, momento este en el que el teatro se queda a oscuras, prolongando su sonido en nuestro eco interior... ese insondable desconocido.
En el intermedio, un monitor de TV quedó encendido en el escenario, mostrando fotos de Frank Zappa mientras que los altavoces del Salón Teatro ofrecían palabras del músico americano. Resultó curioso ver cómo el público, mayoritariamente joven, se quedó respetuosamente contemplando dicho montaje en el descanso.
La segunda parte la abrió la que fue, en mi opinión, la composición más interesante de la noche, _The Salvador Dalí Secret Chord Progression_, del italiano Oscar Bianchi (Milano, 1975) Es raro, por no decir inaudito, escuchar en nuestra ciudad una obra contemporánea de esta altura artística, acostumbrados a los conservadores y tediosos estrenos que protagoniza la Real Filharmonia de Galicia, marcados mayoritariamente por su falta de novedad técnica e intelectual. En su trabajo, Bianchi hace un uso extensivo de técnicas de 'música concreta instrumental', algunas de ellas de clara inspiración lachenmanniana; conformando un paisaje sonoro de un atractivo y profundidad inspiradísimos para grupo de siete percusionistas. El uso de arcos de instrumentos de cuerda contra platillos y vibráfonos, el rascado con las uñas de la piel del tambor, el frotado de láminas metálicas, el uso de abundante instrumentación no convencional, la amplificación electrónica de muchos efectos sonoros, etc., conforman unas texturas musicales realmente sugerentes y misteriosas, inspiradas a partir de la figura de Dalí y del surrealismo, así como por el guitarrista Carlos Santana; conjunción esta que llevó a Bianchi a querer "homenajear los símbolos y gestos que hacen de la percusión un universo distante y profundo", a pesar de ser, con la voz, el instrumento primigenio de la música como forma de expresión humana.
La fenomenal pieza de Bianchi fue seguida de tres composiciones de Nuno Rebelo, que el Drumming enlazó entre sí: _Love Boat_, _Bad Shape_ y _The End of the World_. Hace unas semanas charlaba con Emmanuel Nunes, en Porto, y le preguntaba al compositor portugués si internet era un elemento de trabajo que se hubiera planteado a la hora de componer. Nunes (Lisboa, 1941), que pertenece a otra generación, me respondía que la red no le concernía como compositor, algo que parece haber cambiado para los jóvenes creadores lusos. De esta forma, Nuno Rebelo dice haber utilizado internet como fuente sonora, recopilando de diversas webs fragmentos de entrevistas a Frank Zappa. En ellas redescubrimos a un hombre de una fina ironía que juega con el lenguaje de forma realmente sutil para desenmascarar las incongruencias y los sinsentidos de los modelos morales y políticos de las sociedades capitalistas occidentales, destacadamente la norteamericana.
La abierta sinceridad de Zappa y la integridad de sus posicionamientos, le valieron numerosos y continuos conflictos con diversos agentes socio-políticos yankees, en diversos temas. Desgraciadamente, muchos de ellos siguen, aún hoy, candentes, motivo de más para echar de menos a este "caminante ejemplar", en horas de tan cuestionable "moral política" al otro lado del Atlántico. En distintos cortes, Zappa habla del sistema; de la corrupción de la doble moral; de la sociedad como una cosificación producto del mercado; de su postura favorable a la legalización de las drogas, que dice no haber probado en veinte años; del crimen en los USA, y de como el sistema punitivo no hace sino que se reproduzca a sí mismo, conformando una serpiente que se muerde la cola; o sobre el amor y el sexo en sus obras, aspecto este que tantas ampollas levantó a la susceptible moral conservadora americana.
Estos 'interludios de voz en _off_' se separan por composiciones para percusión de verdadera inspiración zappiana, ya sea a partir de las propias obras del de Baltimore, o de compositores que lo marcaron fuertemente, como el evocador y sugerente arreglo de parte de _Ionisation_ que Rebolo inserta en su obra, demostrando un profundo conocimiento de la figura de Zappa. La voz del músico se sincroniza de forma logradísima con el conjunto instrumental, llegando a resonar como un instrumento más, a la vez que actúa como generador de motivos rítmicos, aunando al virtuoso dominio técnico de Rebelo el contenido de la palabra del americano.
_Se acercó y le mordió_, del gallego Javier Arias Bal (Lugo, 1964), es una obra escrita para el instrumento de percusión por antonomasia en el pop/rock, la batería; de las cuales Arias usa en su obra tres. Se trata de un interesante trabajo sobre la construcción del ritmo de forma coordinativa, en el que las tres voces interactúan de forma realmente estrecha. Javier Arias no pierde de vista el timbre y une este al ritmo como elementos primordiales, en un concepto muy propio de Zappa, con fuertes reminiscencias de Edgar Varèse.
El concierto concluyó con _Joezzap_, de Rui Rodrigues. El propio compositor nos dice que esta es una obra influida por _Central Scrutinizer_, del propio Zappa, y en concreto por su "mundo de sinestesias, antítesis y antagonismos". Con este planteamiento conceptual, no es de extrañar que su composición resulte en sí misma un recorrido de fusión, en una unión casi de imposibles; en el sentido de que su pieza propone un viaje circular con salida y llegada a una estética de profunda inspiración xenakiana, pasando por parajes más cercanos al minimalismo y a la estética pop/rock. El arranque de _Joezzap_ se conforma con enormes masas de polirritmos acumulativos de profunda fuerza, saturando las texturas sonoras en un proceso muy cercano a los desarrollados por Iannis Xenakis (1922-2001), otro de los autores fundamentales en el avance de la percusión en el siglo XX. Desde este paisaje sonoro, que contempla bidones de gasolina y placas metálicas como agentes percutidos, se pasa a una estética caracterizada por la célula repetitiva de inspiración minimalista. Reich o Glass vienen de inmediato a la mente, y en su evolución, la percusión de inspiración pop del propio Zappa. De hecho, es la batería la que mantiene el discurso, en solitario, posibilitando a los demás instrumentistas reocupar sus posiciones originales para reelaborar las monumentales masas de corte xenakiano, con las que la obra concluye de forma brutalmente atronadora.
Atronadora fue, también, la ovación recibida por Drumming. Con ella, el público compostelano reconocía la perfección técnica del grupo portugués y su notable musicalidad a través de un fluido manejo de elementos rítmicos, tímbricos y dinámicos; así como su sobresaliente adecuación a los lenguajes de las distintas obras que, a pesar de tener a Zappa como nexo, recorrieron propuestas estéticas en ocasiones realmente divergentes.
Como propina, el Drumming ejecutó _Peaches en Regalia_, obra del propio Frank Zappa, como final lógico a este monográfico erigido en su memoria. Interpretada por seis percusionistas y bajo eléctrico, en ella el grupo Drumming se movió en su salsa, con una fluidez y técnica excelentes, encandilando al público compostelano de nuevo, que concluyó la obra vitoreando el conjunto de la velada, tanto en lo musical como en su cuidada puesta en escena.
Supone, este concierto, una nueva muestra del creciente nivel de la producción contemporánea en la otra orilla del río Miño, como Mundoclasico.com ha venido mostrando esta temporada 2006-07, con un seguimiento más continuado a las numerosísimas actividades de la Casa da Música, de Porto. Esta efervescencia musical y cultural en el país vecino debería ser un acicate y una sana rivalidad para una escena musical, la gallega, que en cuanto a vanguardia contemporánea se está quedando cada día más relegada, después de unos tímidos repuntes en los años noventa; una década que a muchos nos parece ya tan lejana ante el desierto actual, salteado de pequeños oasis como el concierto de hoy, curiosamente organizado por una institución no musical.
Bien harían los programadores del Auditorio de Galicia tomando nota de este tipo de eventos, por no hablar de modelos integrales como el desarrollado en Porto en la actualidad, del cual tanto podríamos aprender, y cuyo ensemble, al menos en calidad de visitante, bien se podría invitar alguna vez cada temporada.
Y es que ya se sabe que no hay más ciego que el que no quiere ver...