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sábado, 16 de junio de 2007

Algunas similitudes entre Frank Zappa & The Mothers of Invention y estos Les Luthiers.

Algunas similitudes entre Frank Zappa & The Mothers of Invention y estos Les Luthiers.
Por Frunobulax
Mi nombre es Frunobulax, y soy El Gigantesco Perrito Piloto.
Es todo lo que debes saber sobre mí. Si te contara algo más, después tendría que matarte.

Esta es una licencia mía, un invento, evidentemente.
Como gran aficionado a la música y la vida de Frank Zappa, me ha sorprendido encontrar algunas similitudes entre su grupo, The Mothers of Invention, y estos Les Luthiers.
Algunas más evidentes y otras más cogidas con alfileres.
De hecho, la primera vez que vi a LL encima de un escenario, con esas pintas, esa compenetración, ese altísimo nivel interpretativo y ese sentido del humor, me vino a la cabeza la imagen de la banda de Zappa.
Me da la sensación de que ambos sonidos no provienen de mundos demasiado lejanos. Al menos, estoy casi seguro de que la música que hacen unos les gusta o les gustaría a los otros.
Aunque no pongo en duda que pueda deberse a la paranoia propia del fan, pero voy a tratar de explicarlo.
Antepóngase en todos los casos el universal “salvando las distancias”:
Para empezar, la trayectoria de ambas bandas es paralela en el tiempo (Zappa nació en 1940, y su primer disco oficial data de 1966).
En aquella época pre-hippy, a mediados de los años sesenta, los músicos lucían greñas, ropas raídas y ajustadas, bigotes enormes y barbas de pedigüeño.
Zappa & The Mothers cumplen todos los tópicos: feos, desgarbados, freaks, y además orgullosamente defensores de esa condición, enfrentados en una lucha imaginaria con la gente guapa, la “gente de plástico”; Les Luthiers, les guste a ellos o no, en sus primeras apariciones recuerdan por su aspecto enteramente a una banda que podría haber actuado en Woodstock, de no ser por su eterno esmoquin y pajarita, seña de identidad y recordatorio de su origen académico.
Además, está el permanente tono sarcástico, irónico y humorístico sin resultar hiriente ni zafio, constante también en el caso de Zappa.
El caos sonoro y la experimentación sin tapujos, sin prejuicios, desde la música de Stravinsky y otros clásicos del siglo XIX y XX, pasando por la música de raíces (en cada caso, de sus propios orígenes geográficos), la pasión por el jazz, por la fusión, por la armonía y por la melodía.
También llama la atención la disciplina del ensayo constante, como un equipo que trabaja a sueldo, algo que ya se ha perdido totalmente en la rutina de los grupos modernos, que se juntan exclusivamente para grabar sus discos y ensayan sólo para las giras.
Por supuesto, la dificultad en la ejecución de cada pieza.
Hay grupos en la historia de la música cuya virtud ha sido fabricar canciones pegadizas, melodías fáciles y sencillas, que cualquiera puede versionar.
La música de Les Luthiers es compleja, elaborada y va al límite, a buscar las vueltas sin quedarse en lo más fácil.
Como la de Zappa... y en realidad, la de muchos grandes compositores de música clásica y grupos de los años sesenta y setenta, cuando en la música entraba el elemento del virtuosismo, de la pasión por la experimentación, el jugueteo con los instrumentos y la virguería sobre el pentagrama.
Y otro paralelismo que quiero encontrar está en la elaboración de ese complejo entramado de personajes.
La genialidad de crear un universo propio (éste que estamos glosando) y hacer que los personajes que se mencionaban en un disco de los años sesenta vuelva a aparecer en un tema de los 90, en otro contexto diferente, dotando a sus textos de eso que se conoce como “claves de continuidad conceptual”.
Donde Les Luthiers tienen a Johan Sebastian Mastropiero, a Manuel Darío, a Warren Sánchez, a Kathy la reina del saloon, a Lazy Daisy, el asesino misterioso o el rey enamorado, Zappa tenía a the Thing-Fish, el Central Scrutinizer, Uncle Meat, las Baby Snakes, la princesa judía, el perro Fido, el tiburón amarillo o el gigante cachorro Frunobulax.

1 comentario:

Anónimo dijo...

totalmente .el musico del siglo xx