LUMPY GRAVY?
Frank Zappa
traducción por Román García Albertos
¿Salsa Grumosa? (FZ, 1967)
Una narración que iba a aparecer en la frustrada edición original de Lumpy Gravy por Capitol en 1967, y que no aparecía en la edición de MGM.
Este texto aparecía en la portada de la abortada edición original del álbum Lumpy Gravy (Capitol STAO-2719, agosto de 1967) que fue retirada del mercado antes de su distribución.
Ha estado lloviendo toda la noche. Un coche negro avanza a través de los húmedos bosques. El viento está soplando y hace frío fuera. Podemos oír la lluvia. No escuchamos el coche.
Hay dos personas en el coche. Uno de ellos está muerto. Tiene 19 años. Vemos lo que queda de sus ojos. Es como si algún instrumento extraño y blando los hubiera golpeado, volviendo los párpados translúcidos, grises e hinchados. Apenas podemos ver las pupilas detrás. Se llama Bernie y trabajaba en una granja.
Es muy tarde. El silencioso coche negro se abre camino a través de un laberinto de calles planeadas con prisa hasta un área de casas nuevas. Las Propiedades del País de las Maravillas del Pan de Jengibre de Cenicienta están todas vacías. Los pequeños bucles de contrachapado que hay en los aleros de cada castillo de ensueño están rajados y desconchados. Los clavos puntiagudos que los sujetan sangran moho. Las ventanas están casi todas rotas. El área está delimitada por alambre de espino y hebras cutres de cuerda de algodón y banderolas chillonas de neón... en todas direcciones de una a otra y arriba y abajo y por los lados, pequeños triángulos de plástico sobre esos maravillosos cables que nunca se estropean, de casa a casa, proporcionan un soporte estructural Dios sabe cuán necesario.
El silencioso coche negro se detiene en una casa turquesa en la esquina de Wand Parkway y Thornhaven Court. El conductor sale y camina lentamente hasta la puerta de la casa turquesa. Todavía llueve. Abre la puerta de contrachapado combada y enciende la luz de la sala de estar. Vemos desde fuera que la casa turquesa está amueblada. El conductor llama desde la puerta. Bernie sale del silencioso coche negro y camina por el sendero hasta la puerta, evitando cuidadosamente los puntos embarrados entre cada loseta circular de cemento hecha a mano y maravillosamente única. Escuchamos unas ranas y la lluvia.
A la luz de una lámpara con forma de carro con un bronce decolorado pintado en la sombra, vemos el siniestro rostro del conductor claramente por primera vez. Se parece a la imagen personal que cada uno tiene de su propio padre cuando se pone furioso. Dice: "Bernie... ¿por qué has huido, hijo?"
Bernie no le mira. Arrastra los pies un poco y mira a los muebles de la habitación... a través de sus bultos translúcidos. Parece encontrar las cosas como estaban antes... el sillón vibrador de sky, la reproducción en tres colores del Gran Cañón con el marco de arce realzado sobre la sección marrón con hilos metálicos que se enganchaban en las hebillas de su chaqueta, las mesas de paso de nogal con las viejas revistas y los mantelillos y la caja de Kleenex, con la mesilla de café de caoba con cajones a juego y con mantelillos contrastados y cromos de todas partes en un pequeño botellero de latón. Se levanta y va a la cocina, pensando para sí mismo (y odiando admitirlo) que estaría bien sentarse en la vieja mecedora verde otra vez, pero sabía que necesitaba una Coca-Cola.
"¿Quieres que te destroce de verdad, chico? ¿Lo que te hice en los ojos no fue bastante para ti? ¿Tienes idea de lo que esa cosa le puede hacer a tu boca si la utilizo contigo? ¿Por qué has huido, hijo?"
Bernie se bebe nerviosamente su Coca-Cola. Espumea dentro de él mientras se vuelve a responder, "No lo sé, papá... no lo sé. ¿Por qué tuviste que usar esa cosa en mis ojos? Duele mucho... y me siento muy raro." Otro sentido trago de su bebida y Bernie continúa, "¿Cómo me has encontrado?"
"¡No me hagas preguntas! ¡Yo hago las preguntas! ¡Dime por qué has huido así! ¿Esta no era una casa lo suficientemente buena para ti? Todo lo que hay aquí es de primera mano... ¡nunca habíamos tenido cosas de primera mano antes de mudarnos aquí! Me dejo el culo en ese lugar del gobierno y consigo suficiente dinero para comprarlo todo nuevo... casa nueva, muebles nuevos, tocadiscos portátil... todo lo que nunca habíamos tenido antes... ¡y tú te vas a trabajar a una granja!"
"Tenía que hacerlo, papá. Echaba de menos cómo eran las cosas cuando vivíamos en el campo. Echaba de menos a los animales y todo eso. Ojalá nunca hubieras aceptado ese trabajo en la planta de Alabama... así nunca te hubieran transladado aquí... y yo nunca hubiera tenido que huir y ser atrapado... y no tendría los ojos mal. ¿Ha comprado mamá salchichas esta semana?"
"Está por ahí en alguna parte. ¿Sabes lo que le hice a tu madre?"
Bernie muerde el envoltorio de plástico de las salchichas con una pericia sólo conocida por gente a la que le encanta la salchicha y que odia coger un cuchillo para abrirla. Los años le han enseñado dónde morderlo exactamente. Escuchamos romperse el plástico y el pequeño "puf" de la ruptura del vacío. Bernie hace tres lonchas y se las come. Mientras mastica, dice, "¿Qué le has hecho a ella? ¿Los ojos, como a mí?"
"Quería que lo dejara y volviera. Le dí en los ojos y en la boca... hace dos semanas. Ya no va a la compra, así que Sharva tiene que hacerla."
"¿Sharva compró esto? ¿Cómo consiguió esta marca?"
"Puede que haya estado preocupada por ti y por mamá. Es duro para un niño ver los ojos y la boca de su madre así. Ahora le doy un poco más de paga. Se ha comprado una cesta para la bicicleta para no tener que cargar con todo desde el supermercado. Ahora lo hace en tres viajes."
Bernie coge tres lonchas más de salchicha y se las come, sólo que esta vez saca la mostaza y las moja mientras se las come. "Chico, mira que me siento raro. No sé si me estoy poniendo malo o he estado malo o qué. ¿Qué aspecto tiene su boca?"
"¡Vaya pregunta del demonio! ¿Qué aspecto crees que tiene? Está toda hinchada... y como grisácea... y casi se pueden ver los dientes hasta la raíz... y sus dos ojos están como los tuyos... y ella ya ha hecho la transición. Ahora nos llevamos mucho mejor, ¡así que no te hagas el listillo con ella! A tu transición le debe faltar poco ya. Yo te enseñaré disciplina y modales y respeto a tus mayores."
1 comentario:
Muy curioso. Desconocía la existencia de este texto.
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