domingo, 25 de julio de 2010
lunes, 19 de julio de 2010
Make a Jazz Noise Here
Felicitaciones por tu trabajo en Rasgadodeboca, que no conocía pero al que me he aficionado. Te dejo un artículo sobre "Make a jazz noise here" que salió hoy, que espero sea de tu agrado así como de todos los zappa-maníacos...
Un abrazo,
Federico Fernández Giordano
Para los que aún no estén familiarizados con el excéntrico compositor californiano Frank Vincent Zappa (1940-1993), Make a jazz noise here es sin duda una carta de presentación que acredita sobradamente la capacidad que tenía este portentoso músico para reciclar, renovar, transformar y refinar cada uno de los cánones y clichés que rodean a la música del siglo XX. Esta obra, grabada en vivo durante la última gira de Zappa en 1988, viene a ser el culmen de la larga serie de prodigiosos directos que el bigotudo nos dejó a lo largo de su carrera, arropado en esta ocasión, y como era habitual en él, por una de las mejores bandas que jamás se han visto sobre un escenario.
A lo largo de su titánica discografía (en el momento de morir contaba 62 discos en su haber), Zappa colaboró con la friolera de medio millar de músicos, entre los que se cuentan la London Symphony Orchestra, la Ensemble Modern de Frankfurt, o personajes de la talla de Shelly Manne, George Duke, Jean-Luc Ponty, Terry Bozzio, Adrian Belew, el capitán Beefheart, Steve Vai... En el disco que nos ocupa, lo acompañaba la última “big band” rockera de Zappa (la con justicia llamada “The best band you never heard in your life”), antes de que el genio se sumiera en sus postreros proyectos para orquesta sinfónica propiamente dicha.
Es precisamente en sus directos donde Zappa plantea un panorama musical que, para quienes comprenden los rigores de la orquestación, representa un fenómeno sin parangón y muy difícil de igualar. Tras estudiar a fondo cada una de sus obras en directo, se concibe la extraña impresión de estar escuchando una fantasía musical, una broma pesada de la razón, y uno casi ha de “frotarse las orejas” para cerciorarse de que no está soñando. Se comprenden entonces los motivos que pudo tener Zappa para titular la serie de 6 discos dobles atiborrados de música en vivo llamada You can’t do that on stage anymore (algo así como: “No puedes hacer eso sobre un escenario”). Y por cierto que ni el mismo Zappa podía o quería hacerlo, pues raramente ejecutaba una pieza de forma idéntica; por el contrario, cumplía al pie de la letra una de las formas que caracterizan a la música moderna: la variación.
DISCO 1:
Tras anunciarnos que Jimmy Swaggart (telepredicador fundamentalista-cristiano famoso en EEUU) está “bajo investigación” por ciertos asuntos pornográficos, el concierto arranca con el mítico tema “Stinkfoot”, con un bluesy Mike Keneally a la guitarra y un solo limpio a cargo del maestro, que nos recuerda el sonido translúcido de la grabación original. Le siguen las típicas bromas de Zappa (en esta ocasión, sobre las protestas de un fan al parecer molesto por una fallida interpretación de Ed Mann al vibráfono), y el concierto entra en su recta inicial con una suite compuesta de dos cortes inéditos: “When yuppies go to hell” y “Fire and chains”, toda una experimentación de atmósferas y fragmentos aparentemente inconexos durante casi 20 minutos de duración, incluyendo cáusticas secciones de viento, percusiones enajenadas, efectos sonoros, solos de trompeta y batería, sonoridades jazzísticas, líneas de bajo desenfrenadas, y hasta un inquietante fragmento de orquesta sinfónica a cargo del Synclavier (invento tecnológico semejante a un sampler y con el que Zappa superponía líneas previamente grabadas en estudio). Todo ello en una atmósfera paradójica, por cuanto que oscura a la vez que desenfadada, a medida que el tema parece desintegrarse ante nuestros oídos. Un amigo me dijo que “When yuppies go to hell” se parece a una visita actualizada al Infierno de Dante… Y con razón. La polifacética voz de Bobby Martin nos introduce en un club de jazz de pesadilla antes de dar paso al primero de los muchos solos de guitarra zappianos “par excelence” que este disco contiene: distorsión, técnica diabólica y enjundia a raudales. Pero este desasosegante principio no debe desalentarles; la banda sólo está calentando instrumentos… La suite que componen “Let’s make the water turn black”, “Harry, you’re a beast” y “The Orange County lumber truck”, dominada por una férrea sección de vientos, es una de las más joviales y desenfadadas de Zappa. A continuación, el cantante Ike Willis parece hacerse cargo del sentir general del auditorio con el corte “Oh no (I don’t believe it)”, ornado de espléndido solo con delay y una rítmica capaz de cortarte el aliento. No pierdan de vista la labor del batería Chad Wackerman, de los mejores que han pasado por la banda de Zappa, lo cual es mucho decir. “Theme from lumpy gravy”, una de las viejas, cierra esta primera parte con una lírica deliberadamente frívola, antes de reanudar con el grandioso y épico “Eat that question”, sacado del álbum orquestal The grand Wazoo, que es tal vez uno de los mejores y menos conocidos del Zappa de los 70.
La versión de “Black napkins”, un clásico que Zappa incluía en casi todos los conciertos, vuelve a aludir al título del disco con su sofisticada aproximación a los terrenos del jazz. El sinfónico “Big swifty” se interrumpe y resquebraja con las ya habituales digresiones; más fragmentos de jazz entre divertidos alaridos de la banda en emulación a los viejos jazzmen; sin previo aviso se arrancan con el Lohengrin de Wagner, cortado y pegado con un fragmento de Carmen de Bizet y otro de Overtura de 1812 de Tchaikovski, continuas referencias y autorreferencias, más solos… En fin: una banda divinamente loca dando lo mejor de sí. Una intro a lo reggeae da paso a la luminosa melodía de “King Kong”, en esta ocasión provisto de solos de viento, samplers, atmósferas de delirio, funk, y un cáustico monólogo del trombonista Bruce Fowler que termina perdiendo los estribos… Gamberrismo musical en estado puro. El disco 1 acaba con un extraño corte llamado “Star wars won’t work”, presuntamente una improvisación, con un solo de guitarra que al principio parece blusero pero que obviamente Zappa acaba conduciendo a su terreno.
DISCO 2:
A pesar del aviso del disco, “All selections segue”, no me queda claro si el disco 2 es continuo al primero o bien es el inicio de un nuevo concierto, pero esta versión de “The black page” es una de mis favoritas. Espléndida orquestación sinfónica con la banda trabajando al completo; una misteriosa línea de bajo a cargo de Scott Thunes; y un solo de guitarra de los que sientan cátedra. Con “T’mershi duween” la fantasía zappiana alcanza cotas importantes, antes de precipitarnos en “Dupree’s paradise”, otro tema sinfónico que súbitamente se convierte en una amalgama de ritmos y coloraciones diversas. Chad Wackerman y Scott Thunes llegan en este tema a una especie de limbo. De nuevo Zappa maquina con su Synclavier, que parece poseído por el demonio, y más jazz (por algo el título del disco, digo yo), solos de viento, etc… Una fragmentación musical que contrasta con la solidez de melodías rotundas y lúcidas. Y así llegamos a uno de los clásicos rockeros del repertorio, “City of tiny lights”, en esta ocasión ornado de vientos de película de gángsters, y que Bobby Martin interpreta con su característico y poderoso timbre de bluesman blanco. A continuación, la versión editada por Rykodisc incluye dos cortes que la edición de Zappa Records en Europa no traía: una versión circense de “L’histoire du soldat” de Stravinski, y otra, por contra más lírica, del Concierto para piano nº 3 de Bartok. Tras esto, el dinámico “Sinister footwear 2nd mvt” (con hilarante título además…), tema complejo, con un intermedio pesado e intrincados arreglos de viento, cediendo finalmente al festivo y heavy metal “Stevie’s spanking”, tema que proviene de una curiosa anécdota acerca de Steve Vai, y que el propio Zappa explica en The real Frank Zappa book, pgs. 213, 216:
“En 1981, durante una de las primeras giras con Steve Vai, tocábamos en la Universidad de Notre Dam y Laurel Fishman se pasó por allí. Por un giro del destino, Steve acabó en su habitación del motel con Laurel. Se dedicaron a una serie de prácticas que incluían un cepillo para el pelo, y a Steve babeando sobre su propia polla mientras ella se la cascaba. (Obtuve el catálogo completo de eventos a la mañana siguiente durante el Informe del Desayuno.)
Tras esto, otra de mis favoritas instrumentales, “Alien orifice”, de remarcable melodía, ritmo y orquestación complicada. Ya estamos en la recta final del concierto: una versión impecable del viejo “Cruisin’ for burguers” (mucho ojo a lo que hace el batería durante el solo de guitarra… --aunque esto también vale para el resto del concierto, ¿verdad?...), y el no menos clásico blues de casi todos los sets de Zappa desde su aparición en Bongo’s fury (1975): “Advance romance”. De nuevo Bobby Martin se hace cargo de la voz cantante, tomándole el relevo muy dignamente a los brillantes Ray White y Napoleon Murphy Brock de formaciones anteriores. Y el concierto concluye con una interpretación, a mi parecer un pelín contenida y menos espectacular que la de You can’t do that on stage anymore vol. 6, de “Strictly genteel”, tema elegante, profundamente lírico y sinfónico. Para acabar de ponerle broche a esta orgía musical de más de dos horas, Zappa hace las presentaciones de la banda mientras ésta le homenajea con el coro de “With a little help from my friends” de los Beatles, versión Woodstock de Joe Cocker... Toda una finta en la finta.
El fenómeno de fantasía musical al que hacía referencia al principio de este artículo podría definirse como una inconcebible “improvisación sinfónica”, o lo que Ramón García Albertos, en la suculenta página dedicada a Zappa que lleva a su cargo desde 1997, www.el3erpoder.com, denomina como “composición al instante”. Es sumamente curioso, así como raro, escuchar una ejecución en vivo tan compleja como la de esta banda, en la que al mismo tiempo se hallan elementos propios de la improvisación y la partitura, lo que podría constituir el mayor logro musical de Zappa: la concepción de una música flexible dentro de su integración en líneas racionales de composición. Éste es un rasgo característico de Zappa desde entrada su madurez como compositor, allá por 1973, y que lo llevó a desmarcarse de las tendencias psicodélicas, punk, minimalistas o deconstructivas que se pondrían de moda. La insistencia de Zappa puesta en la técnica, en la construcción de un discurso positivo, para a continuación refutarlo autoparodiándose en sediciosos parafraseos, en cataclísmicos arrebatos de exuberancia musical… todo esto sitúa a Zappa en un campo que busca una modificación musical desde dentro de la música, sin negarla, sin desnaturalizarla ni anularla. Por eso Zappa, por usar la famosa combinación de conceptos acuñados por Umberto Eco, es una perfecta muestra de artista apocalíptico-integrado, un anfibio que se sirve de las reglas de juego tradicionales para lograr un discurso en absoluto tradicional.
Como ocurre con la música de Edgard Varèse, a quien Zappa admiraba por encima de ningún otro, el aparente caos y desintegración de sus composiciones encierra en verdad una calculada estructura organizativa. No es casual que Zappa lograse transitar de la hilaridad a la seriedad máxima en una misma suite, combinando bosquejos de irreverencia con cortes que destilan la belleza y cohesión de los maestros clásicos. Asimismo, Zappa no se limita a una mera fusión o mixtura de estilos; él y sus músicos se apoderan de cada fragmento, sean propios o ajenos, para remozarlos en un discurso por completo innovador. Tanto es así, que más de uno se llevará las manos a la cabeza cuando escuche esta fantasía musical cuyo fin no es otro que la libertad creativa en su máxima expresión.
DISCO 1
1. Stinkfoot
2. When yuppies go to hell
3. Fire and chains
4. Let’s make the water turn black
5. Harry, you’re a beast
6. The Orange County lumber truck
7. Oh no
8. Theme from lumpy gravy
9. Eat that question
10. Black napkins
11. Big swifty
12. King Kong
13. Stars wars won’t work
DISCO 2
1. The black page (new age version)
2. T’mershi duween
3. Dupree’s paradise
4. City of tiny lites
5. Royal march from L’histoire du soldat
6. Theme from the Bartok piano concerto nº3
7. Sinister footwear (2nd mvt)
8. Stevie’s spanking
9. Alien orifice
10. Cruisin’ for burguers
11. Advance romance
12. Strictly genteel
Frank Zappa: guitarra solista, sintetizador, voz
Ike Willis: guitarra rítmica, sintetizador, voz
Mike Keneally: guitarra rítmica, sintetizador, voz
Bobby Martin: teclados, voz
Ed Mann: vibráfono, marimba, percusión electrónica
Walt Fowler: trompeta, flugelhorn, sintetizador
Bruce Fowler: trombón
Paul Carman: saxo alto, saxo soprano, saxo barítono
Albert Wing: saxo tenor
Kurt McGettrick: saxo barítono, clarinete bajo
Scott Thunes: bajo, mini-moog
Chad Wackerman: batería, percusión electrónica
sábado, 17 de julio de 2010
Frank Zappa: Un Quijote Ausente {1940-1993}
por Sergio Monsalvo
Su muerte ocurrió en un momento inoportuno. Aunque durante los últimos años de su vida se apartó de la escena y se dedicó más a sus intereses de la composición, FZ aparecerá en la historia como un hombre que nadó contra todas las corrientes. La falta de escuchas calificados indujo a este freak, en un momento de franqueza a señalar su carrera como "un desastre total".
Frank debió todas las etiquetas que le fueron adjudicadas -satirico, crítico social, - iconoclasta- a sus textos, pero las palabras para él eran adornos mucho menos importantes que la sustancia musical. De algo hay que cantar, pensaba. No le interesaban el corazón y sus lamentos. ¿Por qué no colocar un espejo ante la sociedad y salpicarle un poco de sarcasmo.
Una Amplia Gama Musical:
Los textos eran un asunto secundario para él. Desde 1965, en sus inicios idealistas, intentó enviar mensajes cifrados a todos los que compartieran sus gustos singulares. El descubrimiento de que casi nadie estaba sintonizado con él le confirmó su sentido del aislamiento y procuró disfrutar de ese estado lo mejor posible.
A fin de seguir su evolución hay que conocer no sólo a los grupos vocales de doo-wop de los 50, el blues y rhythm and blues de músicos como Johnny "Guitar" Watson, Guitar Slim, Howlin´ Wolf y otros muchos, las big bands del jazz (sobre todo Duke Ellington y Count Basie), los antecesores del free (Roland Kirk, Archie Shepp), así como a diversos exponentes de la world music (a Frank le fascinaba la búlgara, los tradicionalistas irlandeses, The Chieftains, así como el canto mongol de tonos concomitantes), sino también a un amplísimo repertorio de música extraída del cine y la TV (la gama abarcaba desde el tema de "Bonanza" hasta los soundtracks compuestos por Nino Rota para Fellini).
Sin embargo, reviste una importancia mayor el sin número de sus referencias a la música "clásica" del siglo XX. El estudioso serio de la música de Zappa debe tener por lo menos nociones de la obra de (respiren hondo) Edgar Varèse, Igor Stravinsky, Charles Yves, Arnold Schönberg, Anton Webern, John Cage, Pierre Boulez, György Ligeti, Krzysztof Penderecki y Tatu Takemitsu, por mencionar algunos.
Como ejemplo están canciones como "Brown Shoes Don´t Make It" (Absolutely Free, 1967), en la cual se escucha al fondo un cuarteto de cuerdas dodecafónico del más estricto academicismo (como tributo a Schoenberg y Webern) y al final de la misma pieza un collage de canciones en las cuales se canta a la gloriosa nación estadounidense (Charles Ives).
Dichas insuinaciones son adaptadas a la canción, la cual se reduce, para todos los que se concentran solo en las letras, a un ataque cínico contra la moral de los usuarios de zapatos conservadores. A Zappa le encantaban estos juegos.
Lo absurdo de su posición era que los escuchas y críticos "clásicos" quienes quizás hubieran podido entender sus bromas musicales, rechazaban el volumen rocanrolero y el humor crudo, mientras que el público roquero no tenía la menor idea de la complejidad musical de sus obras, además de que la ingenuidad de este último lo llevaba, en muchas ocasiones, a tomar en serio los textos. Un gran porcentaje de sus fans coincidían exactamente con el tipo del que Zappa se burlaba en piezas como "Titties´n´Beer".
No obstante, entre más ridiculizaba Zappa la relajada actitud del "¡Quiero divertirme!" de su público, éste más lo celebraba. Y no se puede negar que el apoyo directo de estas personas, aunado a una capacidad increíble de trabajo, fue lo que permitió al músico una independencia inalcanzable para cualquier otro compositor de vanguardia: 60 álbumes en 25 años (si se cuenta "Beat The Boots", la serie 'oficialmente autorizada' de grabaciones piratas, el número aumenta a 76), años de experimentos radicales en su estudio casero -el 'Utility Muffin Research Kitchen' , equipado con todas las innovaciones tecnológicas-, edición de discos bajo su propio sello (Barking Pumpkin), venta de souvenirs por medio de su propia compañía de fabricación y distribución (Barfko-Swill) y cubrir el mercado de video (Honker Home
Videos). Hasta donde es posible apreciar, no parece haber habido un momento en que Zappa no hiciera lo que quería y ganara mucho dinero con ello.
Un Entretenedor Estadounidense:
El fracaso del que él mismo hablaba era el hecho de que "casi nadie" captara los matices finos de su trabajo. No obstante, hacia el final de su carrera la situación empezó a cambiar, cuando las interpretaciones de su obra presentadas primero por Pierre Boulez y luego por el Ensamble Modern arrojaron nueva luz sobre ella. Siguieron trabajos de composición para renombrados grupos de cámara, desde el Kronos Quartet hasta el Aspein Wind Quintet. Sin embargo, Zappa criticaba a la comunidad "clásica" en la misma forma despiadada que al mundo del Rock. Aborrecía la distinción arrogante establecida entre la cultura seria y la de entretenimiento y, a pesar de sus prioridades insistía en no ser artista sino "sólo" entertainer. "Nunca tuve la intención de dedicarme al Rock. Siempre quise componer música más sustanciosa, que se interpretara en salas de concierto, pero también sabía que nadie estaría dispuesto a tocarla. Por eso pensé que la única forma de dar a conocer algo mío sería formando un grupo y tocando Rock". Ese era su plan a largo plazo: una carrera como compositor disfrazado de roquero.
Los ahora legendarios MOI (originalmente llamados Mothers, que en el lenguaje del jazz es la abreviación de motherfuckers, es decir, músicos que le tupen en serio) derivaron de un grupo llamado Soul Giants, al que Zappa se unió en 1964. Al principio era un integrante secundario, pero no tardo en
ejercer el control sobre la agrupación, por ser el único que componía su material. Sin embargo, dicho material convirtió al grupo en una empresa kamikaze. El estreno en vivo de cada canción solía provocar de inmediato la prohibición de volver a aparecer en el lugar correspondiente.
También la escena freak de Los Angeles, en la cual Zappa y sus compañeros irrumpieron poco tiempo después, les exigió 18 meses de penurias tradicionales (bolsillos y estómagos vacíos) antes de firmar su primer contrato con MGM, quien les asignó a Tom Wilson como el productor del disco "Freak Out". Las grabaciones realizadas durante esa época demuestran que la formación fue en muchos sentidos la más creativa encabezada por Zappa. El grupo del periodo de Uncle Meat constituyó una mezcla fascinante de
autodidactas y músicos con antecedentes clásicos. sabían fundir sin ningún problema la dureza del Rock con ritmos complejos. Los saxofonistas Ian Underwood y Bunk Gardner, así como el tecladista Don Preston eran solistas excelentes. Ninguno de los conjuntos formados a la postre por él poseyó tanto potencial y espacio para las excursiones solistas e improvisaciones como los tempranos Mothers.
Con todo, el propio Zappa definía el concepto del grupo,. Tenía un don natural para causar disturbios y su trabajo singular recibía mucha publicidad. Entre los primeros éxitos figuróun contrato de 6 meses con el Garrick Theater de Nueva York, dónde el grupo presentaba su "show de monstruosidades". La predilección de Zappa por lo teatral se desarrolló en pleno durante ese tiempo.
En la actualidad es difícil apreciar el alboroto causado por el álbum "We´re Only In It For The Money" de 1967. En el momento culminante del movimiento hippie, una de sus figuras de culto se atrevió a burlarse de los ideales de toda una generación. El título era un golpe bajo contra los manifiestos de sus contemporáneos sobre la paz y el amor. La portada, una maliciosa parodia de "Sgt. Pepper". Los textos, una ironía despiadada hacia los Flower Children: Zappa pretendía apartarse de la manada. Hoy día sabemos cuán acertado fue su escepticismo.
El fin de los Mothers originales llegó cuando el empresario George Wein mandó al conjunto de gira. Hasta ese momento, Frank había pagado un salario fijo a sus músicos, sin importar si hubiera trabajado o no. De ahí en adelante sus grupos se armarían en principio con "trabajadores de temporada", reunidos solo para algún proyecto de grabación o una gira. Desde luego era un sistema más económico, pero la música perdió algo de esa indefinible calidad "orgánica"´sólo encontrada en las agrupaciones que durante mucho tiempo trabajan por un objetivo común.
..."El problema no es que me entiendan, sino que la gente no tiene la menor
idea de que es lo que hago"... <>.
Lo Que El Jefe Quería:
Lo que Zappa pretendía a partir de ese momento era el control absoluto.
Se tocaba la música como él se la imaginaba o nada. Asumió el papel del director en el escenario. No quería promover la realización personal de sus "empleados" (porque eso eran). También impuso un duro régimen tras bambalinas. Despedía en el acto a los músicos que encontraba drogándose. Con el tiempo los grupos con los cuales salía de gira empezaron a componerse cada vez más de músicos caracterizados por una disciplina admirable. Buenos técnicos, muchas veces graduados de la escuela de jazz de Berklee, sabían reproducir todo lo que Frank ponía frente a ellos en sus partituras. Y eso era exactamente lo que el jefe quería. Zappa componía piezas "hechas a la medida" para destacar las virtudes peculiares de cada músico.
Entre los personajes más interesantes que figuraron en su grupo en las décadas de 1970 y 1980 estaban los guitarristas Steve Vai y Adrian Belew, los bateristas Terry Bozzio, Aynsley Dunbar, Vinnie Colaiutta, Chad Wackerman; el bajista Jeff Berlin, el tecladista George Duke, el violinista Jean-Luc Ponty y la vibrafonista Ruth Underwood.
http://www.youtube.com/watch?v=8U9Lqki7Y9k
Respaldado por un grupo muy profesional y organizado, Zappa pudo permitirse mayores libertades como guitarrista. Pronto no eran ya raros sus solos de 10 minutos. Los álbumes en Vivo "Shut Up ´n´ Play Yer Guitar" y "Guitar" demuestran que dichos solos o "esculturas de luz" como él las llamaba nunca caían en regodeos vacíos.
Desarrolló un lenguaje muy personal en la guitarra. Según Steve Vai: .."al colaborar con Zappa yo servía de herramienta al compositor. Mi tarea consistía en tocar ciertas cosas complejas que él deseaba oír. Pero lo que más disfruté fueron los momentos que podía pararme ahí y escucharlo nada más. En su ejecución siempre se encontraba continuidad y evolución. Sus pasajes tenían muchas aristas"...
Por otro lado, el sentido de humor de Zappa siempre molestó a los puristas. Con trabajos digirieron el tono surrealista y absurdo, pero en su mayor parte inofensivo, de los primeros álbumes de los Mothers. Desde 1970 dicho tono se volvió más mordaz. En una época en que el movimiento de liberación femenina estaba tomando fuerza, Frank se rió de él en sus textos. Las críticas desde luego le importaban un comino. "Es fácil odiarme. Mi insensibilidad no se detiene prácticamente ante nada", confesó.
Zappa no temió siquiera clavarse de cabeza en el campo minado de los estereotipos étnicos. La canción "Jewis Princess" provocó protestas publicas por parte de la liga B' nai B'rith, la cual lo acusó de representar tendencias antisemitas. Frank no los tomó en serio y dio inicio a una campaña contraria en defensa de su derecho de libertad de expresión, además de continuar su serie de retratos de mujeres "típícas" con ataques no menos despiadados contra las "Catholic Girls" y la "Valley Girl" de California.
Otros blancos predilectos fueron los evangelistas de la T.V., los censores, los cientólogos, los amantes de la música disco, los camioneros, los nostálgicos de los 60, los apóstoles de la salud y desde luego los políticos de cualquier tendencia, sobre todo los republicanos.
En 1979, Zappa afirmó que jamás había podido identificarse con un movimiento social o político. Se negaba a participar en las elecciones únicamente para impedir que tomara el poder el peor candidato.
En los 80 cambió de opinión, promovió el registro electoral, hizo publico su parecer con respecto a cuestiones ecológicas y era el más elocuente entre los músicos de Rock que se manifestaron de forma abierta contra la censora Tipper Gore y su comité de "Esposas de Washington".
¡Claro qué escucho mi propia música en casa!. ¿Que voy a hacer?. ¿Escuchar a
Bob Dylan?.
<>.
Con Nosotros O Con Zappa:
Después de abandonar por completo las giras en 1988, harto de los gastos que le ocasionaban cada concierto, Zappa invirtió más tiempo en la política y los negocios. Entabló relaciones comerciales con Europa del Este. Durante un viaje a Praga, hizo amistad con Vaclav Abel, quien resultó ser un fan de los
Mothers originales. Cuando el presidente checo lo nombró embajador extraordinario de Comercio, Cultura y Turismo de la republica Checa, casi ocasiona un escándalo a nivel internacional. La Secretaría de Relaciones Exteriores de los USA puso un ultimátum: "Escojan: tratan con nosotros o con Zappa".
Frank, a quien le molestaba mucho que siempre lo sacaran de la jugada, pasó a la ofensiva y amenazó con presentar su candidatura a la presidencia estadounidense: "Seamos honestos, ¿de veras podría yo cometer más pendejadas que George Bush (padre)?". La campaña electoral seguramente hubiera sido muy entretenida, pero no hubo oportunidad. En 1989 a Frank se le diagnosticó un cáncer de próstata. La enfermedad ya estaba avanzada y los doctores no le dieron esperanzas.
Así, intensificó su trabajo en el estudio, preparó varios álbumes, puso en orden sus asuntos personales y pasó sus derechos de sus composiciones al Zappa Family Trust. Era muy fuerte su voluntad para seguir. Trabajar 12 horas, editar cintas viejas y componer nuevo material en el Synclavier fue hasta el final el objetivo declarado de cada día.
La experiencia musical culminante de sus últimos años fue para Zappa la colaboración con el Ensamble Modern de Frankfurt. El excelente cd "The Yellow Shark" probablemente no será el único documento de dicha cooperación.
En julio de 1993, Zappa produjo en Los Angeles un álbum, para su disquera Barking Pumpkin, en el cual, el ensamble interpreta las obras para orquesta más importantes de Edgar Varèse, entre ellas "Ionisation", la pieza que en algún momento despertó en Zappa el deseo de ser compositor y que lo acompañó durante toda la vida. Aportó a esta última sesión todos los conocimientos adquiridos en 3 décadas de trabajo, a fin de crear el marco óptimo para las tonalidades sonoras de esa música que tan bien conocía y registrarlas con la técnica digital de 48 tracks. Murió el 4 de diciembre de 1993, en Los
Angeles.
Su música construyó puentes para escapar del carácter insular y la banalidad del Pop. Seguir su trayectoria permite descubrir mundos musicales fascinantes. La pasión de Zappa por lo que llamó "La Música Verdadera" fue lo más cercano a una convicción espiritual por parte de un hombre tan escéptico.
<>.
Información no es igual a conocimiento.
Conocimiento no es igual a sabiduría.
Sabiduría no es igual a verdad.
Verdad no es igual a belleza.
Belleza no es igual a amor.
Amor no es igual a música.
"La Música es lo Máximo".
[FRANK ZAPPA].
Así es mi querido Frank porque: Un día sin Música es un día Perdido.
Joe Rocker
jueves, 8 de julio de 2010
DIEZ de los 200 MOTELES
Diez Moteles en los cuales metimos las narices.
Eran 200 los de Frank Zappa pero no pudimos visitarlos todos por cuestiones de tiempo
Carlos Zerpa
1- En el primer Motel, los lavamanos de un verde agua, tenían dos llaves como todos los lavamanos, una para el agua fría y otra para la caliente, pero en este baño de Motel, una llave tenía escrita la palabra “HOT” y la otra “RATS”. Supimos que quién lo regentaba era “El Capitán Corazón de Bistec” y que a él a media noche junto a sus carnales “El Pachuco Cadaver” y “Willie the Pimp” cantaban a grito herido no dejando dormir a nadie. “Standin' onna porch of the Lido Motel. Floozies in the lobby love the way I sell: HOT MEAT, HOT RATS, HOT ZITS, HOT CHEST, HOT RITZ, HOT ROOTS, HOT SOOTS.”
2- El segundo Motel tiene todo el piso lleno de sandías abiertas, tomates aplastados y zanahorias desparramadas, de un rojo impresionante… Los Mothers vestidos de señoras nos invitan a entrar gentilmente, también aparecen por las puertas de las recámaras: nosferatus, monstruos, momias, vampiros, engendros del mal, Jimi Hendrix (en vivo) Nostradamus y seres bizarros en un paisaje tenebroso de tormentas eléctricas que se divisa por la ventana principal. Cuando le preguntamos a los dueños del lugar (vestidos de señoras) ¿de qué se trataba todo esto?, ellos respondieron: “We're Only In It For The Money”.
3- En el tercer Motel justo al entrar, en una sala toda pintada de amarillo Nápoles, nos encontramos con un gran sofá de cuero rojo, majestuoso. Ese sofá rojo que prácticamente vuela, va acompañado en una insólita galaxia de planetas, estrella y asteroides… Sobre el muro en una leyenda escrita con una tipografía casi gótica nos alerta: “Diván, diván… Wisst du wer ich bin…” Una mano izquierda refinada, con el dedo meñique alzado pinta una nebulosa con un pincel lengua de gato, otra mano sostiene o coloca en el firmamento una luna que es cuarto creciente, otra mano con el dedo índice, hace girar rápidamente a un planeta que me recuerda a Saturno con su anillo; otra mano en un primerísimo primer plano, con un pequeño tatuaje de una cruz radiante, una cruz con tres líneas que representan: al padre, al hijo y al espíritu santo, llamada "Pachuco Cross"… Mano que sostiene un Habano humeante, hace ver que es la diestra del mismísimo creador. “One Size Fits All” o que es lo mismo para nosotros como un “Talla Única”. Nada que ver este “SOFÁ” con los Simpson o más bien todo que ver del genial Matt Groening con Zappa, porque Matt afirma que: “Frank es mi Elvis”. En la pared de la derecha está colgado un “Yellow Shark” realizado en madera tallada, suerte de tiburón amarillo, que en realidad es un pez espada yellow con una mancha roja, de sangre en la boca. El propietario del Motel está enfadado pues las toallas misteriosamente pasan de las habitaciones a las maletas de los músicos. Levemente pudimos escuchar que de uno de los cuartos salía el sonido de un viejo rock'n'roll. ¿Johnny “Guitar” Jakson?.
4- En el cuarto Motel nos percatamos que la mesa de banquete sobre el mantel tiene ya las servilletas de tela de color negro dispuestas y el plato principal del Menú era “Tuna Sandwichees”. Otras comidas engalanaban la mesa: Panquecas de la “Electric Aunt Jemima”, ricas salchichas, las “Iron Sausage”, muchos Muffins, puré de “Potato Headed Bobby”, pescados de “Thing Fish” y la espectacular “Suzy Creamcheese” diciendo muy coqueta "Are Hung Up???" mientras se limpiaba su boquita con una "Black Napkins"
5- En el quinto Motel, el que nos abrió la puerta fue un enano muy parecido a Ringo el de los Beatles, pero con bigote y perilla a lo FZ ¿era Ringo o era Zappa?. Luego “The Mothers” comenzaron a tocar "Mystery Roach Motel" y al encender todas las luces cual si fuese un set de filmación, entendimos de que se trataba. Una jirafa de peluche perforada con una manguera y un difusor industrial de nata batida se encendió y reventó su culo, un amigo se acercó detrás de ella y apretó el botón y de inmediato teníamos esa cosa cagando nata batida por todo el vestíbulo, nos dimos cuenta que ellos estaban continuando las olvidadas tradiciones de las experiencias Da Da del gran Tristan Tzara… “Cuanto más absurdo, más nos gusta”…
6- En el sexto Motel quien abre la puertas es un científico loco de lentes de aumento gruesos cual lupas el cual se mueve en medio de gramófonos, herramientas, carátulas de discos de vinilo (Uncle Meat), libros, revistas, frascos repletos de tuercas, cajas llenas de mil cachivaches, un gramófono que suena un vinilo negro con aquello de: “Where did they go when did they come from”. Estantes en donde también hay un papiro con jeroglíficos egipcios, un libro de cocina etrusca, un mapa vial de Delaware de la Esso, un dibujo-diagrama de una ametralladora que en vez de tener cañón, tiene una pierna de muñequita de plástico que solo sirve cual vibrador, para masturbar jirafas, je, je, je… Justo en esa biblioteca hay una maceta hecha de una vieja lata en donde en tierra abonada, crece una planta de hojas alargadas, que en vez de frutos da ojos, según el Shenkel, una “Ecu dama puckered rictus”…. De seis ojos, que miran en todas direcciones, son ojos como pelotas de ping pong con sus iris de color azul.
7- En el séptimo Motel hay dos vacas al entrar, más bien parece un establo, todas sus paredes están recubiertas de cuero, de “Leather”…Una de ellas era la vaca con la que salió Zappa en la película de los Monkees, la otra vaca tenía una mancha en forma del mapa de Italia. Al fondo se escucha un sonido aterrador que no era el conocido muuuuu de las vacas. Al asomarnos nos dimos cuenta que era el rinoceronte Rihno de FOO-EEE, con su pinza de ropa en la nariz. El dueño del lugar aparece con una mopa y la cara pintada de negro, él nos aclara que ese lugar no es un establo si no un Motel Garage, el JOE'S GARAGE MOTEL At the Gas Station.
8- El octavo Motel parece un iglú, las paredes hechas con bloques de hielo y el piso con una gruesa capa de hielo molido, de verdad hace frio adentro, al entran nos ofrecen “Raspados” de hielo color amarillo, conos con nieve amarilla, paseándose por el lugar hay un huskie-weewee, un pingüino en bondage, un pingüino de plástico que como una bala atraviesa un aro de fuego y una foquita baby-seal que nos dice al oído, que casi nos susurra: “Don’t eat the yellow snow”.
9- En el noveno Motel en medio de la sala tienen un piano de cola color negro, de ser blanco el piano pensaríamos que era el de Lennon para tocar y cantar “Imagine”, pero no, este es negro, vemos también con sorpresa como por la ventana se asoma el gorila King Kong mientras un violinista muy parecido a Jean Luc Ponty aparece tocando y el gran simio sonríe. Los músicos con caras de perros de Rubén & The Jets hacen aparición junto con un enorme poodle teñido de rosado, “Evelyn, A Modified Dog”. Evelin, ese perro que no era perro sino más bien una puercoespín hembra se afeita la barba con la comadreja-afeitadora de “Weasels Ripped My Flesh”, mientras King Kong solo dice Arf ,Arf. Tan solo faltaba que el piso estuviese todo recubierto de corn flakes, pero esto solamente se daría si el piano fuese blanco.
10- El décimo Motel (Último en esta visita dominguera) es todo una caja de sorpresas, al entrar nos reciben con el grito: Hi ho Silver! . En la pared principal podemos ver un letrero pintado con carbón que dice: “Who Are The Brain Police?”. La señora que nos abre la puerta nos habla en alemán pero al ver que no le entendemos nada, nos aclara que el alemán es un idioma importante, porque es el que utiliza Dios para hacer negocios. Su esposo es una especie de Gurú con una bola de cristal que al vernos pretende vendernos su “Cosmik Debris”. Nos damos cuenta que la “Torture Never Stop” en este lugar, el cual está recubierto todo, completamente todo, muebles, paredes y objetos de plastilina, al ver con detenimiento al Gurú nos damos cuenta que era Bruce Bickford. Repentinamente se abre una puerta y aparece un hombre enloquecido gritando: ¡Hola, chicos y chicas, soy Jimmy Carl Black, soy el indio del grupo!.
Gracias a Dios que Zappa nos garantizaba que visitar estos 200 Moteles NO provocarían condenación eterna en aquel lugar regentado por un tipo con Cuernos y Tridente… PERO CASI.